martes, 30 de marzo de 2010

¿Quién espera la 27?

Foto: Lía Villares

Le dicen la guagua fantasma, pero para ir de 12 y 23 a Nuevo Vedado no queda otro remedio que esperarla. Llegué a las seis a la parada llena de gente, como siempre, y con calma me senté a esperar el milagro de verla aparecer.

Media hora después subía lenta y atestada de gente. A pesar de que en esa esquina del Vedado se baja mucho personal, no fue suficiente para que todos los que desde la acera contábamos los segundos para montarnos cupiésemos. Despedimos la guagua -que arrancó con los hombres colgando de las puertas- dos ancianas, un extranjero y yo. Parece que el hombre tenía ganas de conversar, se sentó al lado mío y a pesar de mis audífonos se puso a hablarme.

Se presentó, era brasileño, estudiaba medicina en el Fajardo desde hacía un año y medio –aunque su español era muy malo. De pronto nos interrumpió el choque entre una moto y un Lada en 23, entre los gritos y el tumulto de curiosos me dijo:
- En Cuba estos accidentes son pocos, ¿verdad?
No entendí muy bien el sentido, pero en cualquier caso respondí:
- Hay pocos carros, supongo que haya pocos accidentes.

Después de un corto silencio volvió a hacer un cometario:
- Cuba es un excelente país para vivir.
- ¿Por qué?
- Es muy seguro.

Imaginé muchas respuestas posibles:
- ¿Cómo saber si es seguro si no hay reportes de actos violentos en la prensa, ni índices oficiales de delincuencia?
- La seguridad es una característica de los sistemas militarizados y de control total sobre la población civil
- Es una pena que la sensación de seguridad sea inversamente proporcional a la de libertad.

Pero no dije nada. Se hacía de noche, miré la hora, eran ya las ocho. Estaba cansada, había perdido toda la tarde tratando de llegar al otro lado de la ciudad y un brasileño caído del cielo me exasperaba con su Manual Perfecto de la Vida en Cuba.

No tenía ganas de explicarle nada, más bien sí de mandarlo a volar lejos. Pero como soy educada me limité a levantarme e irme, otro día visitaré a mi amiga.

domingo, 28 de marzo de 2010

Nadar entre dos aguas y sin ahogarse

Quedar bien con dios y con el diablo es muy difícil, aunque no imposible. Si alguien lo duda puede preguntárselo a los muchachos de Calle 13, ellos tienen la fórmula. Así, por ejemplo, invitaron a tocar a Aldo de Los Aldeanos, pero nadie le dio al rapero una credencial, ni tampoco estuvo en la guagua con el resto de los músicos, de manera que cuando llegó al concierto los de seguridad no lo dejaron pasar. Sin embargo, nadie podría decir que los reggetoneros hayan sido cómplices de censura, ni siquiera testigos silenciosos de la misma. Cantar temas contra la Oficina de Intereses de Los Estados Unidos en La Habana y por los derechos de todos en Miami también funciona, si bien es menos sutil. Por último, tirarse fotos con las mujeres de los cinco compañeros del Ministerio del Interior encarcelados en Estados Unidos y apoyar a las Damas de Blanco desde Puerto Rico, les da el toque cínico que nuestra superficialidad puede, a pesar de todo, perdonar.

Quizás “Residente” y “Visitante” creyeron –una pizca de ingenuidad para triunfar en el mercado de la “política musical”- que los cinco eran prisioneros políticos o de conciencia, ya que luego declararon –del lado de allá del charco- que se habían reunido con familiares de hombres encarcelados por sus ideas aquí en Cuba. Debe ser muy triste para un periodista condenado a veinte años de privación de libertad por sus escritos escuchar tan falseadas confesiones.

Por supuesto que todas estas reflexiones no se necesitan para darle duro a la cadera a la hora de bailar reggaetón, ese era el objetivo del grupo en la isla, y lo cumplió.

jueves, 25 de marzo de 2010

Cuando se cae el telón

Foto: Claudio Fuentes Madan

Se me hace difícil retomar el ritmo en estos días, estoy desenfocada y agotada. Tengo la impresión de que las cosas se mueven demasiado y casi no puedo darme cuenta. De la misma manera que los hombres vivieron siglos pensando que la tierra era plana y estática bajo sus pies, hoy yo me pregunto si esta inmovilidad no será simple bruma y falta de información.

De todas partes llegan los comentarios sobre la corrupción, los desfalcos, la dolce vita y las disputas por dinero en los altos mandos militares y del gobierno. Mientras, acá abajo, lo único seguro es que a cada rato rueda desde el Olimpo una cabeza defenestrada.

No me gusta hurgar respuestas en un futuro que deja una sola convicción: la incertidumbre. Pero negar que se le están cayendo los ladrillos al muro del poder sería ingenuo. No será la primera vez en la historia donde la autofagia marca el destino de los poderosos.

lunes, 22 de marzo de 2010

Las Damas de Blanco, ayer

 Fotos: Claudio Fuentes Madan

domingo, 21 de marzo de 2010

Esta calle es de las Damas de Blanco


Fue el último día de academia blogger, pero el quinto de marcha de las Damas de Blanco. Al final de la clase Juan Juan Almeida, Yoani Sánchez, Laritza Diversent, Joysi García, Silvio Benítez, Ciro Díaz y yo decidimos acompañarlas.

Llegamos a la iglesia una hora antes. Desde la esquina ya podían reconocerse las caras de aquellos que nos han vigilado o agredido; Yoani vio a una de las muchachas que la golpeó al día siguiente de la muerte de Orlando Zapata Tamayo. Poner un pie en la casa de Dios fue un alivio, sabemos que lo militares tienen pocos límites en este país, y la tierra santa es uno de ellos.

Dentro todo era paz, sin embargo se colaba desde la calle el barullo de los nacidos sin piedad, llamados a través de los sindicatos de sus centros de trabajo para reprimir. Las Damas llegaron precedidas de gritos “¡Viva Fidel!”, y nos agrupamos en la puerta curiosos, segurosos, fieles, periodistas y solidarios.

Cuando dieron los primeros pasos dentro del recinto con sus gladiolos, sus magulladuras -algunas con yesos en los brazos- y su infinita entereza, los de la calle se esfumaron y a mi alrededor la gente comenzó a murmurar “Bienvenidas a la casa de Dios”. No soy devota, pero juro que ése fue el primer instante sagrado de la tarde, y no fue el último.

Los sin rostro se colaron, para ellos los soplos del espíritu parecen no existir. Incluso indisciplinaron bastante en los laterales, a pesar de la advertencia del padre al inicio de la Misa.

Tratar de describir los siguientes minutos me es imposible, terminé secándome los ojos mientras abrazaba a las mujeres delante y detrás de mí, besaba a mis amigos al lado mío y olvidaba que a unos metros de mí el odio aguardaba atacar la procesión.

No sé si fue el efecto de haberse metido en la iglesia o si simplemente las órdenes habían sido otras, pero el mitin de repudio que nos esperaba no se comparaba a los otros que yo he vivido: gritos a media voz, miradas pegadas al suelo, consignas racistas que no creí podrían salir de las gargantas de esos que dicen representar al Partido Comunista…porque entonces el Partido de la Revolución es muy, pero muy racista.

Caminar por las calles de Centro Habana de la mano de las Damas de Blanco ha sido un honor inefable. Como íbamos vestidos de cualquier color varias veces trataron de sacarnos del grupo pero ellas se pasaban la voz: aguanten a los bloggers, hay que protegerlos.

Nadie me soltó la mano, nadie se atrevió a tocarlas, y el pueblo -el verdadero pueblo- desde los balcones y las aceras miraba con orgullo a esas mujeres que cargan sobre sus hombros la moral de todos los cubanos.

Nota: Hoy he ido a casa de Laura Pollán a verlas, caminaron 11 kilómetros en su sexto día.


jueves, 18 de marzo de 2010

¿La vida en Cuba es sagrada?

Estas palabras de Arlín Rodríguez, en la Mesa Redonda del 17 de marzo, me tronaron en los oídos cerca de media hora. Hace sólo unos días tuve acceso a trescientas fotos de las autopsias de los fallecidos del hospital psiquiátrico de La Habana y no imagino cómo es posible que esa frase salga de la boca de un periodista.

Cuando abrí la pequeña carpeta llamada “Mazorra” una serie de monstruosidades me saltaron a la cara y no pude terminar de ver el cruel testimonio gráfico. Un amigo doctor me visitó y mientras analizaba las imágenes que yo no tenía el valor de mirar, expresiones como “Ave María Purísima, Dios Bendito, ¿qué es esto Santísimo?” salían de su exaltada garganta mezcladas con oscuras patologías y nombres de enfermedades tratables y curables.

Hígados enormes, pulmones tuberculosos e intestinos agusanados son la prueba, señora Arlín, de lo sagrado de la vida en Cuba. Mientras en la Mesa Redonda se patalea porque la muerte de Orlando Zapata Tamayo le ha quitado la máscara a un sistema de salud pública desmoronado, y se trata de apañar lo vergonzoso que resulta ver a militares arrastrando y golpeando a un grupo de mujeres vestidas de blanco con flores en las manos, yo me pregunto ¿Señores periodistas, cuándo van a explicarle a los cubanos las razones por las cuales veintiséis personas mentalmente incapacitadas murieron en condiciones infrahumanas durante su reclusión en Mazorra?

Nota: Publico esta foto con la conciencia completamente tranquila, si ellas no constaran no habría pruebas del sufrimiento al que estos seres fueron sometidos. Si no fuera por las duras fotos que los denunciaron, el Holocausto Nazi, el genocidio de Pol Pot o las torturas en la prisión de Abu Ghraib tampoco habrían existido.

lunes, 15 de marzo de 2010

La infinita espera


Foto: Claudio Fuentes Madan

Lo conocí cuando yo tenía dieciocho años: inteligente, alto, bonito, mulato, bilingüe y mentiroso. Me dijo que era árabe y era mentira, me dijo que había viajado y era mentira, me dijo que tenía una novia “yuma” que lo iba a sacar del país, y también era mentira. Sin embargo a mí me caía bien, me gustan los soñadores. Nos hicimos amigos.

Después la vida nos llevó a los dos por diferentes caminos: yo me cansé de esperar mi manera de largarme del país; sin embargo él apostó por la infinita espera. Una o dos veces al año nos vemos, cada vez estamos más lejos: yo tan metida en candela, él esperando y esperando.

Ahora ya tiene casi cincuenta años: la altura le da un aire desgarbado, el pelo se le encanece y hablar dos lenguas ya no es un encanto. Me cuenta que tiene una novia alemana, y yo imagino el día que me diga que tiene la maldita carta de invitación, esa que tantos años ha anhelado.

Él no está sólo, en la “espera indefinida” se encuentran casi todos mis amigos –reclamación, visa, permiso de salida, permiso de residencia en el exterior, permiso de viaje o beca- todos están esperando ese papel que les llevará lejos, muy lejos de la tierra de No-Tiempo. Yo misma anduve esperando algunos años por el bombo, que nunca me llegó…aunque sé de amigas que aun le dan un voto de confianza al correo.

He terminado por definirlo como un estado físico y espiritual: no te has ido, pero ya no estás. Recuerdo que algo parecido leí en Los Perros del Paraíso, de Abel Pose, donde el almirante Cristobal Colón –delirante ya en América- le exigía a sus súbditos que dejaran de ser y empezaran a estar. Es irónico, y tristemente literario, que tantos siglos después los hombres de la tierra que descubrió -aquélla que era la más hermosa que ojos humanos hubiesen visto- hayan retomado su fórmula al revés: ser, pero no estar.

sábado, 13 de marzo de 2010

Los lastres de la guerra fría


Después de la Odisea en la que puede convertirse conectarse a Internet, tener cuatro o cinco proxys para burlar la censura impuesta por el gobierno, haber renunciado a Skype hace unos meses y navegar literalmente contra la corriente (50kb por segundo máximo); encontrarse con carteles como el de este post es bastante decepcionante.

Es por eso que el levantamiento de algunas sanciones impuestas a Cuba, Irán y Sudán –anunciado por el Departamento de Estado norteamericano- para facilitar el acceso de los ciudadanos a la red resulta, en mi opinión, imprescindible. La voz de las personas, y no la de sus gobiernos, es la que lucha por abrirse camino en la red; Internet es el espacio de los que carecemos de libertades de expresión y de prensa.

Está también el asunto de las justificaciones: en Cuba no hay Internet por el bloqueo. ¿Para qué regalarle coartadas a un Estado? Vivo convencida de que cada sanción impuesta a Cuba es un arma para justificar la falta de libertades del pueblo. El acceso a la información es un peligro para el gobierno cubano, restringirlo le facilita el trabajo y reduce las pequeñas fuentes de libertad de los cubanos.

En esta isla no hay Internet porque el gobierno cubano le teme, una prueba de ello son los múltiples sitios bloqueados, las dificultades para el acceso y la policía informática. Cualquier gesto que sirva para apañar esta triste realidad no tiene, creo, sentido alguno. De todas maneras el tiempo dirá si mi escepticismo es válido, ahí tenemos el cable de Venezuela, al que no dejo de encontrarle cierta analogía mitológica con el hilo de Ariadna, que la salvó de las garras del Minotauro.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Apartheid en la Novena Muestra de Jóvenes Realizadores (documental y consulta)



LA CONSULTA

¿Derecho de Admisión?
Wilfredo Vallín Almeida
vallinwilfredo@yahoo.com

La Víbora, La Habana, 9 de marzo de 2010

Son un pequeño grupo de jóvenes. Han comprado unas entradas para el cine Chaplin donde transcurre la Novena Muestra de Jóvenes Realizadores. El diálogo que tuvo lugar a la entrada de ese lugar público fue, más o menos, el que sigue brevemente:

- Ustedes no pueden entrar.
- ¿Por qué? Tenemos las entradas…
- Sí, pero aun así no pueden entrar.
- ¿Con qué derecho nos prohíbe Ud. la entrada?
- El cine se reserva el derecho de admisión…

A continuación sigue un altercado verbal que no es necesario reproducir aquí y donde no faltan los insultos y los consabidos calificativos a los jóvenes de “mercenarios”, “contrarrevolucionarios”, “asalariados” y otros de este tenor.

Este columnista es interpelado por los agredidos en el sentido de cuanta razón o autoridad tiene la dirección de ese cine para hacer semejante cosa. La respuesta de La Consulta es esta:

Hay instituciones y lugares que, por su naturaleza, son selectivos en el acceso a sus instalaciones. Por ejemplo, es sabido que las logias masónicas permiten la presencia en sus sesiones de trabajo solo a sus miembros e invitados especiales.

Por otra parte, hay lugares a donde no puede accederse sino con determinados requisitos. Así, a los tribunales hay que comparecer con determinado atuendo: no es posible ir vestido de cualquier manera. Puede ocurrir de este modo en un restaurant de determinado nivel, o en una iglesia.

La forma de comportarse también puede ser un requisito: en un teatro, concierto o espectáculo público donde exista desorden manifiesto, los responsables pueden ser expulsados del lugar y hasta no ser dejados entrar si esto se ha convertido en un fenómeno reiterado.

Lo anterior no tiene absolutamente nada que ver con que los administradores de esos lugares consideren que sus facultades administrativas llegan hasta tener capacidad para conculcar los derechos otorgados por la Constitución de la República a los ciudadanos por el solo hecho de que éstos no comparten la ideología del gobierno de turno.

Perseguir, al extremo de no permitir, el acceso de lugares públicos a personas que se comportan correctamente, que no alteran el orden exigido, que pagan el precio correspondiente a las entradas respectivas, que no se meten con nadie durante el espectáculo y que una vez terminado este sencillamente se retiran de forma ordenada, tranquila y respetuosa, presenta, simultáneamente las siguientes ilegalidades por parte de los que se abrogan tan disparatado “derecho”:

I. Violación de la Constitución de la República en sus artículos:
41) Todos los ciudadanos gozan de iguales derechos…
42) La discriminación por motivo de raza, color de la piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquier otra lesiva a la dignidad humana, está proscrita y es sancionada por la ley.
43) El Estado consagra el derecho conquistado por la Revolución de que los ciudadanos, sin distinción de raza, color de la piel, sexo, creencias religiosas, origen nacional y cualquier otra lesiva a la dignidad humana:
- disfrutan de los mismos balnearios, playas, parques, círculos sociales y demás centros de cultura, deportes, recreación y descanso.

(En ningún lugar la Constitución establece que las personas con un pensar diferente al oficial recibirán un tratamiento discriminatorio de especie alguna y, según la doctrina, “Donde la ley no distingue, no debemos distinguir”).

II. Violación de la Declaración Universal de Derechos Humanos refrendada por Cuba hasta la actualidad, en los artículos:

2.1) Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica nacimiento o cualquier otra condición.

7) Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta declaración y contra toda provocación a tal discriminación.

sábado, 6 de marzo de 2010

Ellos hicieron un juramento

Foto: Lia Villares

Tras seis años de estudio recibieron un título e hicieron un juramento. Un juramento que hace siglos Hipócrates redactó y la ética inmortalizó. Ellos lo prometieron y nosotros les confiamos nuestras vidas, nuestras intimidades, nuestras debilidades y nuestras enfermedades; entonces ellos tratarían de curar.

Cuando la legislación de un país no es respetada por el propio gobierno, los derechos de los ciudadanos son aplastados como moscas por el poder, la ilegalidad es una necesidad de supervivencia, disentir un crimen y la libertad de expresión un delito; hay que tener el honor y el valor de mantener sus principios más allá de la debacle social.

Que un médico hable de la intimidad o la enfermedad de su paciente es una indecencia, pero que llegue al punto descalificarlo y mentir sobre su condición es un crimen. Cualquiera de esos que se llaman doctores y que delante de una cámara rompen esa promesa que una vez hicieron, ese compromiso con la historia de la medicina universal que una vez asumieron, son una vergüenza para su carrera y para sí mismos.

Debería temblarles la mano hasta cuando hacen una receta de meprobamato, porque ellos no tienen la talla moral para ejercer esa profesión tan loable. Deberían tener el arrojo de llegar a sus casas y descolgar de la pared el título que traicionaron, porque ellos ya no son los que deberían curarnos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La solidaridad de Coco

Hebert, Lía y yo éramos la viva imagen del desamparo. Habíamos salido de la Habana pasada la media noche y deambulábamos –finalmente– por Santa Clara, buscando el incierto paradero del Ciro y Claudio, que habían sido arrestados en Placetas.

Sólo lo había visto una vez de pasada. No podía imaginar que meses más tarde estaría en el rellano de su puerta, a las cuatro de la mañana, dándole al timbre con todas mis fuerzas. Su madre me abrió:
–Buenos días, soy Claudia, busco a Fariñas. Vengo de La Habana, mi esposo está preso en el Villa de aquí, creo.

Coco bajó, nos dio café, me prestó el teléfono, nos contó de su vida, nos explicó cómo llegar a la estación y me brindó toda su hospitalidad ¡ya quisiera yo tener la grandeza de alma que tiene él para abrirle la puerta a un desconocido –con ese buen humor– de madrugada!

Me convenció de esperar al amanecer y cuando casi me iba me dijo:
–No me gusta la idea de dejarlos ir solos a la estación, voy a vestirme.

Descubrí que caminaba por la ciudad con una estrella: todos lo saludaban, lo conocían, le preguntaban por alguien. Desde que entré a su casa tuve la absoluta certeza de que con él nada malo me sucedería, y nunca me falló.

Hoy hemos hablado por teléfono. Más bien él ha hablado, porque yo no dejo de llorar mientras me dice que le duelen los ojos y los riñones, que se queda dormido todo el rato y que las presiones se le están acercando. Suelto el teléfono y se lo paso a Ciro, me avergüenza no ser capaz de mantener un diálogo coherente.

No sé qué más decir… No quiero que se muera.

lunes, 1 de marzo de 2010

Apartheid en la Muestra de Jóvenes Realizadores (video)



Nota: Antes de la muerte de Orlando Zapata Tamayo había escrito este texto de las conversaciones sobre el tema migratorio entre Cuba y Estados Unidos. Había decidido no publicarlo porque demasiado ha llovido y cosas muy horrendas han sucedido. Sin embargo, durante la Muestra de Jóvenes Realizadores -a la que varias personas tuvieron vetada la entrada- uno de los del mitin (bastante desinformado, por cierto) sacó el tema a relucir, así que decidí sacar mi texto yo también. Además les dejo el video que, sin que yo supiera, una persona filmó durante mi No-Entrada a la Muestra.

La Bobería y la Baba

No encuentro calificativo mejor para las declaraciones del MINREX a propósito de las conversaciones sobre el tema migratorio que se sostuvieron entre funcionarios de los gobiernos de La Habana y Estados Unidos. La nota de Granma, muy desinformativa por cierto, no dice nada de los acuerdos tomados o no. Las palabras “civilizadamente, espíritu de cooperación y diálogo” se repiten una y otra vez. Pero con tristeza puedo ver que no hay una sola alusión a algo concreto… ¿En qué quedaron señores? Se reunieron, dialogaron, tremenda conectividad espiritual, etcétera, y entonces ¿qué hay de nuevo? ¿Pasó algo, se movió algún peón? ¿Firmaron algún acuerdo? Parece que no.

Para no poner el dedo en la llaga, la nota da un giro informativo de 360 grados y se pone a hablar de la reunión que, al día siguiente, sostuvieron los miembros del gobierno norteamericano con algunos representantes de la sociedad civil y de la oposición cubana. Que me disculpe el Ministerio de Relaciones Exteriores, ¿pero a mí qué me importa lo que hizo la delegación al día siguiente de la reunión? La noticia, sinceramente, parece más digna de la revista HOLA que de una nota del MINREX.

Si a la reunión primera -lamentablemente de la que dependen los derechos ciudadanos en temas de emigración- hubieran sido invitados aquellos disidentes de los que el gobierno cubano tanto se escandaliza, y hubiesen participado de las conversaciones oficiales; seguramente hoy las noticias serían más realistas y los acuerdos o los desacuerdos tendrían nombre y apellidos.

El hecho de que el gobierno cubano no sea capaz de asumir con coherencia y madurez un diálogo que vise a normalizar las relaciones entre EE.UU. y Cuba, no le da derecho a estar entonces chismeando y metiéndose en la vida de otros para justificar lo injustificable: la ineficacia de su gestión.