Nada más entrar y explicar el problema una muchacha tecleó en su computadora y gruñó: ¡No estoy pa’ problemas, esto es un “Motivo 1”! Vete para allá adentro a ver a Fulanita. Fulanita, luego de tratar de comunicar con una cosa llamada MLC y no lograr hablar con nadie, tecleó algo, a su vez algo en su computadora y me dijo sonriente: Ya está conectado.
Me fui para la casa tranquila, preguntándome de mala gana qué sería eso de “Motivo 1”, por qué podría ser un problema y quiénes trabajaban en el MLC , pero no me quise poner paranoica. Dos horas después estaba de nuevo en 19 y C, exactamente a las tres de la tarde (la oficina cierra a las cuatro) porque me habían cortado el teléfono por segunda vez.
Desde la puerta la muchacha que no quiere problemas me señaló el camino ya conocido, la otra escribió algo en un papel y me dijo que la oficina comercial era exactamente allí, y que ellas no tenían conocimientos de nada. Le pedí que fuera sincera conmigo, si no me lo habían desconectado allí, entonces dónde y quién lo había hecho: Las Instancias Superiores, respondió. Se levantó y le llevó los papeles a “La Jefa”, sentada en una pequeña oficina en lo último del recinto, me dijo que llamarían a ver qué pasaba.
La jefa estuvo como 10 minutos en el teléfono y se veía bastante alterada, desde donde yo estaba no podía alcanzar a oír sus palabras pero pude leer sus labios dos veces: decía en el auricular que le tenían que haber informado porque ahora ella era la que tenía que dar una explicación, después le dijo a la que me atendía que no podía ponerme de nuevo el teléfono porque me lo desconectarían en una hora máximo otra vez.
Estaba perdiendo la calma, pedí hablar con “La Jefa” y entré en su oficina, había bastante calor porque el aire acondicionado no funcionaba. No pude sacarle nada en claro, fue un poco cínica. A fin de cuentas no la culpo, supongo que si me decía la verdad se metía en problemas. Me dijo que no habría forma humana de saber qué le pasaba a mi teléfono, después que harían una investigación del caso para “descubrir” qué era, en un momento determinado me explicó una analogía entre los televisores y los teléfonos que no entendí muy bien. Ambas sonreíamos todo el tiempo, era puro teatro, varias veces hasta solté una carcajada, sobre todo cuando me confesó descorazonada que habían muchas cosas técnicas que estaban completamente fuera de su control, parecía que Etecsa funcionaba por obra y milagro del Espíritu Santo (o de la Seguridad del Estado, claro).
Estaré todo el fin de semana sin teléfono, el lunes debo volver aunque quedó claro que la “respuesta” estaba en manos de “Las Instancias Superiores”, que no se sabe quiénes son ni dónde quedan. Como dice Orlando Luis, a estas alturas bien podrían declarar Etecsa, Cubalse (o como quiera que se llame ahora), el Ministerio de Educación, de Salud, de Cultura, los cines, los teatros, las escuelas y todo lo demás, sucursales del Ministerio del Interior. De todas maneras, ya sabemos que la “Instancia Superior Suprema” queda exactamente en el Comité Central.