domingo, 29 de noviembre de 2009

Democracy’s is in every box

Hace tiempo que los dos protagónicos -Reinaldo Escobar y Carlos Verdecia- presentaron Democracy’s is in every box en uno de los itinerarios bloggers, transformados hoy en academia.

El primero fue víctima de un mega mitin de repudio este mes –estoy empezando a imaginar que fue un ejercicio del Bastión 2009; mientras que el segundo hace casi un año “brincó el charco” para respirar un aire menos viciado y caminar por calles sin dueño.

Ahora lo encuentro de casualidad en YouTube y, a pesar de lo mucho ha llovido desde la première en casa de Yoani, no me cabe la menor duda: Democracy’s is in every box, in every kilobyte que logra entrar a esta isla.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Adiós al champú

Foto: Claudio Fuentes Madan

Tengo, como se dice por ahí, el pelo “agradecido”. No uso suavizador, me pongo cualquier tinte y mis gastos de champú no exceden los 2 CUC. Hasta ahora todo había funcionado perfectamente: Sedal, Four Seasons, Natural o Cosas de Botica son las marcas nacionales, siempre en CUC pero las más baratas. Para lavarse la cabeza -desde hace mucho tiempo- hay que pagar en moneda dura, de la que no llega nunca en el salario.

El mes pasado todo empezó a complicarse. Por alguna misteriosa razón la calidad del champú está en el piso, me lavo la cabeza y parece alambre. Mis amigas me lo comentan también, es como si de pronto todos estuviésemos obligados a comprar “al duro”, bien caro.

Me aturden los comentarios, un ambiente apocalíptico me atrapa en el andar habitual. Mientras cada vez comprar se hace más caro y los productos son más malos, una conjetura popular sobre la escasez aumenta -si esto es aún posible- la Paranoia Cotidiana: vendrán más apagones, desaparecerán de las tiendas todos los productos importados, quitarán la libreta, el CUC bajará o subirá (esta bola* es la más inestable de todas), están creando de nuevo brigadas de respuesta rápida, etc.

Lo peor es lo poco que me importa, estoy cansada de la premisa “siempre se puede estar peor”. A veces cuestiono cuán peor podemos imaginar nuestra realidad, hasta dónde somos capaces de extender el límite de nuestro “mal vivir” social. No ganar un salario decente, aplaudir con cara de adoración o gritar como una horda primitiva, soportar la propaganda política, no disentir, vivir en la doble moral, no pensar, no hablar, desconfiar, chivatear, no escribir, no salir a la calle, comer mal, no poder arreglar la casa, no viajar y no lavarse la cabeza parece no ser suficiente ante la mala nueva: la cosa se va a poner negra.

Bola*: conjeturas que circulan de boca en boca y que tratan de “adivinar” los movimientos económicos, políticos o sociales del futuro inmediato, la mayoría de las veces en contradicción con la información ofrecida en los medios masivos de difusión.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

El DSE y los visitadores

Foto: Claudio Fuentes Madan

Recuerdo las visitadoras de Pantaleón y no puedo evitar encontrar una relación entre las nuevas ocupaciones de los segurosos y el nombre de la novela de Mario Vargas Llosa. En menos de dos semanas casi todos mis amigos han sido “visitados”. Los “encuentros” han variado su grado de formalidad- no de legalidad, puesto que los órganos de la seguridad del estado no se rigen por la legislación vigente para el resto de los mortales- y abarcan desde la Citación Oficial sin explicación previa, pasando por el secuestro y llegando al desconcertante recadito “Hazme el favor, dile que pase por aquí”.

Por suerte mis amistades se la toman con calma, algunos hasta con tremendo sentido del humor. Han recibido mensajes de todo tipo, pero entre los más patéticos están estos dos:

- Buenas Noches. Dile a tus amigos que se estén tranquilos, ya puedes irte.
- Eso que enseña el abogado Vallín en la Academia Blogger es todo mentira- estamos terminando filosofía griega, las últimas dos clases han sido sobre Aristóteles.

Me resulta penosa la situación de los órganos de inteligencia: lidiar con un grupo de jóvenes que se dedican a estudiar, pintar o escribir debe ser bastante decepcionante. Supongo que cuando se graduaron creían que salvarían la patria de agresiones externas, protegerían la sociedad del crimen organizado y lucharían contra la corrupción social y gubernamental. ¡Qué triste debe ser mirar atrás y darse cuenta de que para lo único que ha servido tanto esfuerzo es para reprimir y acosar muchachos! Cuánta envidia deben sentir de sus homólogos segurosos por ahí por el mundo, desmantelando redes criminales y salvando civiles; mientras ellos años tras año restriegan las manos del poder, sin lograr quitar la húmeda mancha roja que les embarra la cara y la ropa.

lunes, 23 de noviembre de 2009

¿Quién está detrás de Rodney?

Foto y texto: Claudio Fuentes Madan

Tengo en este preciso instante enormes dudas sobre qué perfil deberían tomar mis palabras para narrar y declarar lo sucedido el pasado viernes 20 noviembre de 2009, en la algo ya caliente esquina de 23 y G. Quería recoger periodísticamente a través de mi cámara de video un duelo verbal que suponía y proponía, por sobre todas las cosas, el inicio de una conversación absolutamente pacífica entre dos personas: REINALDO ESCOBAR y el AGENTE RODNEY. El encuentro pretendía aclarar un caso de abuso y violencia ocurrido dos semanas antes- llevado a cabo por agentes de la cada vez más encubierta y subrepticia seguridad del estado- contra Yoani Sánchez, esposa de quien intentó, al menos, un ético encuentro para intercambiar palabras y criterios de variada índole.

Las dudas que acompañan mis palabras vienen también con miedos que intentaré diluir y controlar, con el único deseo de evadir la autocensura que impediría a cualquier lector llevarse la modesta verdad de lo recogido por mis sentidos. Fui un ciudadano más que participó en una actividad que se fue transformando en un extraño festival de trolls. Incluso cuando hayan intentado petrificarme con amenazas disfrazadas de dulces consejos para un futuro de oscuras libertades, advirtiéndome lo joven que estoy para meterme preso, y me han hasta preguntado qué tan dispuesto estoy a esto. Miedos que solo dejarán de ser lastres en la medida en que denuncie toda violación a los derechos más elementales propios y ajenos, para no tener que aguantarle la pata a ninguna vaca, y menos darle de soslayo un tímido y oscuro beso al matarife, ese que forra con sangre su delantal impecable. Y ahora al grano, que siempre estoy a riesgo de aburrir a cualquiera con mis extensos floreos.

Fui arrestado mientras filmaba la detención de Silvio Benítez (quien se mantuvo todo el tiempo al lado de Reinaldo Escobar mientras eran comprimidos por la horda enardecida) ya en los momentos finales de la actividad se me incautó, dentro del auto que me conducía a la unidad policial, la tarjeta de mi cámara de video. Contenía todas las imágenes que había tomado como documento histórico de los hechos, y que todavía hoy, día 22 no ha sido devuelta, violando impunemente el artículo 19 de la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” Parece que no saben que el gobierno de Cuba se dice un portentoso firmante de dicha declaración, por lo que sospecho que, o Raúl Castro no lo ha informado correctamente a sus subalternos para hacer cumplir lo anterior a cabalidad, o nos están aplastando este maravilloso acápite sin misericordia, con total impunidad y cagándose en la noticia. Raro proceder.
Incluyo la notificación verbal por parte del oficial o agente que atendió mi caso: “Tus imágenes serán devueltas”, aunque en los momentos finales se me informó que la memoria estaba extraviada por el momento, me pidió un voto de confianza y dijo que me avisaría telefónicamente para su devolución. Esperaré lo prometido y mi paciencia es, obligatoriamente, insuperable, aunque esté tantas veces teñida con cautos sarcasmos.

En cuanto llegué a la estación policial me aclararon que estaba allí retenido única y exclusivamente para protegerme de la reacción del pueblo enardecido, en franca pugna contra un minoritario grupo de personas que pedían conversar en igualdad de condiciones. Reynaldo Escobar y los pocos amigos que estuvieron con él hasta el final, eran catalogadas por el conjunto de trolls disfrazados de pueblo, como mercenarios, gusanos, contrarrevolucionarios, etc. ¿Qué extraño sector de pueblo es ese, que mezcla un acto de respuesta política con una estruendosa comparsa de guaracheros con farolas, trajes de ocasión y banda de música popular incluida? Comparsa diseñada para aplacar el sonido que debían recoger las cámaras y aparatos de audio, para hacer cuerpo y confundir el sentido del acto con su presencia en el encuadre de las imágenes, tanto de la prensa extranjera como de los periodistas oficiales e independientes que, como objetivo común, tenían todos el deber y el derecho de grabar y recoger los hechos. Tamaña calumnia contra el concepto de pueblo, también contra ese otro grupo que puedo llamar nosotros, los sin comparsa, los que por pensar y expresarse diferente deben estar, momentáneamente, excluidos de toda aceptación y respeto, y que irremediablemente forman parte de ese todo contradictorio que es Cuba.

Eso que los agentes del orden y la policía han decidido llamar PUEBLO, creo, no es una representación total del mismo. Ni creo que el real pueblo cubano tenga tradición de comportase de esa manera. Debo informar que en ningún momento sentí que esa masa estuviera a punto de violentar mi integridad física, aunque sí la de algunas personas que fueron golpeadas, drásticamente empujadas y arrinconadas. Compartí con ellas en la estación policial miradas y apretones de manos ya que nos prohibieron hablar entre nosotros y se les privó de hacer uso de sus teléfonos celulares. Estas medidas prohibitorias, aplicadas sobre “personas protegidas” de una masa un tanto extremista en su conducta, no creo sean orgánicas con relación al trato hosco del que fuimos víctimas en aquella unidad. Es una total lástima que se hayan perdido las imágenes que capturó mi lente, darían muestras de esto a plenitud. Ojalá otras cámaras tengan material que revelen parte de lo acontecido.

Mientras toda la turba rodeaba y casi asfixiaba a Reinaldo Escobar y amigos que se aferraban entre sí para, precariamente, protegerse unos a otros, podíamos ver como parte de la policía nacional revolucionaria, apostada por toda la avenida en pequeños grupos de a dos, tres, cuatro y hasta mayor número, contemplaban la evidente reyerta de agresivos gritos y maneras sin tomar parte. Parecía leerse que las órdenes previas incluían ese hacerse el de la vista gorda con un sector del pueblo del que precisamente se espera, y se le perdonará por parte de las fuerzas represivas, una actitud igualmente represiva, con una total incapacidad para escuchar antes de tomar determinaciones violentas y conformarse un criterio. Ese sector de pueblo que si comete una atrocidad, no será castigado o recriminado, más bien justificado luego como algo que ocurrió: lamentable pero necesario. Como cuando en los años 80 con las salidas migratorias a través del puerto del Mariel, el pueblo azuzado por ya todos saben quien, masacraba con mítines de repudio, huevazos, exclusiones laborales y golpes a quienes decidían marcharse, mientras nuestras fuerzas del orden nunca emitieron una denuncia contra este tipo de acciones ni se les llamó a la cordura y al respeto.

El viernes, como Claudia Cadelo y muchos otros, conocí la ola de terror, lo caro que puede costar la libertad de pensamiento y su orgánica expresión directa. He conocido también que los individuos tienen aunque sea un mínimo poder cuando los amparan justicias naturales, ese poder de no saberse solos, de tener algo que decir y el estar dispuestos a soltarlo por cualquier medio o canal posible. Hoy he reafirmado más que nunca, que toda decisión o idea tiene un altísimo precio y quieras o no, tendrás que pagar en una u otra moneda. La vida siempre nos gana aun cuando en ella se nos contemplen variados éxitos.

sábado, 21 de noviembre de 2009

El Terror (Video)

Foto: AP

La calle tomada por cientos, no me lo esperaba en absoluto. Sé que en cualquier instante dejarán de ser personas y se convertirán en máquinas de reprimir. Silvia y yo dentro de un carro filmamos, la dejo con la cámara en algún punto alejado del ojo del huracán y regreso a 23 y G. Estoy muy asustada, Claudio cámara en mano se mezcla con la prensa internacional. Veo a casi todos mis compañeros de la academia –alumnos y profesores. Le doy un beso a Reinaldo, hace un chiste sobre las televisoras, él y yo, pero no me puedo reír. Quiero decirle – ¡Mandémonos a correr! Sin embargo me callo, estoy en el mundo irracional, la poca cordura que me queda controla mis impulsos.

A mi derecha hay una pared humana y una mujer gesticula, el horizonte no existe. Lo sé, en instantes nos caen arriba, son como cuatrocientos y estoy aterrorizada. Camino para atrás, no puedo evitarlo. La prensa se concentra alrededor de Reinaldo, el aire ya no es respirable. Una de mis compañeras de clase me dice -vamos para allá, están las cámaras –no vayas, le digo, nos van arrasar. Creo que por segundos corro y llego al Riviera, tengo la cabeza a millón…he huido, qué horror. Vuelvo sobre mis pasos, no puedo ni sacar el móvil, la avalancha me pasa por delante gritando ¡Fidel, Fidel! y se los lleva arrastrados a todos. De pronto tengo unos tipos detrás, uno grita con lascivia -¡Esto está bueno hoy!

En una esquina Lía, Vallín e Iván han sobrevivido a La Ola. Ella se aferra a su laptop mientras los otros dos están en una especie de calma reveladora -¡no tienen miedo!- pienso. Más tarde me dijeron que sí estaban asustados, espero algún un día lograr dominarme como ellos.

Lamentablemente ahora mismo no puedo tenerme en el lugar, estoy temblando. Agarro a Lía, paro un taxi y la meto adentro, mando unos twits, le digo al taxista que voy para Nuevo Vedado. Cruza G y le pido que regrese. Doblamos F y le entramos a la Avenida por 21, un Torrente Humano se mueve de izquierda a derecha, jamás he visto cosa más impresionante: hay gritos, piñazos, comparsa, policías, gente histérica, estudiantes y unos cordones de la seguridad del estado que corren haciendo círculos de una lado para otro. El tráfico está desviado por tipos vestidos de civil, un bicicletero delante de nosotros es empujado calle arriba por un seguroso gritón -¡Dale, dale, despeja!

Llamo a Yoani –esto está fuera de control, voy para allá- estoy convencida de que están ya todos inconscientes y nosotras pasaremos la noche llamando a estaciones y recorriendo hospitales. Imagino a Reinado tirado en la calle y a esos salvajes pasándole por encima. El taxista está anonadado, saca un celular y hace unas fotos.

Cuando llego ya Reinado había llamado, no me lo puedo creer pero me callo. Entra por la puerta y lo constato, que digan lo que quieran: están vivos de milagro. Hoy el gobierno ha puesto intencionalmente las vidas de un grupo de personas en peligro. A partir de este instante hago responsable a los órganos de la seguridad del estado y a Raúl Castro por cualquier cosa que pueda sucederle a los que hoy –después de haber sido arrastrados por una horda, golpeados, interrogados y detenidos- han finalmente llegado a sus casas:*

- Marleny González
- Yoan Hernández
- Yadaimí Domínguez
- Frank Paz
- Wilfredo Vallín
- Eugenio Leal
- Pastor Manuel
- Iván García
- Silvio Benítez
- Jose Alberto Álvarez Bravo
- Lilia Castañer Hernández
- Lianelis Villares
- Claudio Fuentes Madan

Hoy he sido cobarde y me lo reprocharé siempre, hoy he descubierto EL TERROR.

*Me faltan algunos nombres de personas que o no conozco o no pude ver, prometo actualizar la lista lo más pronto posible.

Un resumen de todo lo acontecido en Penultimos Días

Nota: Tenemos un video bastante completo de todo lo sucedido, es muy grande y no lo he logrado subir. Mañana lo intentaré de nuevo.


Aquí está el video:

jueves, 19 de noviembre de 2009

Yoani Sánchez y Barack Obama: Preguntas y Respuestas


Presidente Barack Obama en Generación Y: Agradezco esta oportunidad que me brindas para compartir impresiones contigo y con tus lectores en Cuba y en el mundo, y aprovecho para felicitarte por el premio María Moore Cabot de la Escuela Graduada de Periodismo de la Universidad de Columbia que recibiste por promover el entendimiento mutuo en las Américas mediante tus reportajes. Me decepcionó que se te impidiera viajar para recibir el premio en persona.

Tu blog ofrece al mundo una ventana particular a las realidades de la vida cotidiana en Cuba. Es revelador que el internet les haya ofrecido a ti y a otros valientes blogueros cubanos con un medio tan libre de expresión, y aplaudo estos esfuerzos colectivos para apoderar a sus compatriotas para expresarse a través de la tecnología. El gobierno y el pueblo estadounidense nos unimos a todos ustedes en anticipación del día que todos los cubanos puedan expresarse libre y públicamente sin miedo ni represalias.

Leer la entrevista completa aquí

miércoles, 18 de noviembre de 2009

El Taburete

Foto: Claudio Fuentes Madan

Nunca he participado en una reunión de la juventud y mucho menos en una del partido. Sin embargo puedo imaginar las caras, el ambiente, el aire y las intervenciones de muchos de los presentes. Desde que nací casi toda mi familia se la pasaba de reunión del núcleo en reunión del núcleo.

Por la época de los carteles “El partido es inmortal” por toda la ciudad, los militantes empezaron a llamar sus reuniones “del Inmortal”. Me acostumbré a escuchar frases como “No puedo verte esta tarde, se reúne el Inmortal”. Por la cara de la gente se deducía que aquello era lo más aburrido del universo, supongo que como una asamblea de grupo en la secundaria multiplicada por un millón.

Una de esas amigas contribuyentes de la Inmortalidad, por allá por la época de Elían, todavía levantaba la mano y soltaba sus “críticas constructivas desde dentro” -me consta que ya abandonó el largo camino de la Eternidad. Ese día, como de costumbre por aquellos días, se hablaba del caso del niño. Mi amiga levantó la mano:

- El comandante cuando habla de la escuela de Elián González menciona su pupitre. ¿Es que nadie se ha dado cuenta de que Elián se sienta en una mesa? ¿Por qué no podemos corregir ese error del Comandante, y como ese, muchos más?

Uno de los presentes se levantó con firmeza y sin esperar su turno la desafió:

- Compañera, sepa usted que si Fidel dice taburete… ¡Yo digo TABURETE!

La reunión acabó sin mayores consecuencias, pero desde entonces el hombre es popularmente conocido dentro del núcleo del partido como “El Taburete”.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Pobres Vacas

Me recibió en la puerta así -¡tienes que ver esto, las vacas con la cabeza en aire acondicionado, porque dan más leche! Por supuesto no entendí nada. ¿Qué vacas, qué leche, qué aire acondicionado? Para colmo los tres productos me son poco familiares: nunca veo vacas, rara vez tomo leche y el aire acondicionado es uno de mis objetivos a alcanzar antes de los cuarenta.

Se trataba de unas imágenes de archivo de los años sesenta. Fidel Castro parecía haber descubierto que si las vacas tenían la cabeza introducida en la climatización mientras el resto del cuerpo continuaba a temperatura ambiente…producirían más leche.

Casi no podía creérmelo, comprendí que la locura de la mesa redonda había empezado 30 años antes de que yo naciera. El delirio fue cotidiano desde 1959 y el experimento, más allá del género humano, ha perturbado también el reino animal.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Un comic basado en hechos reales






Comic por Silvia C.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Regreso a la cotidianidad

Foto: Claudio Fuentes Madan

Los días pasan y todo va volviendo a ser como antes. Yoani aun en muletas y Orlando que se niega a ir al médico, aun así las calles se van pareciendo de nuevo a las calles de mi ciudad. La Habana de los miedos solapados, de la pobreza que nadie quiere ver, de la policía reprimiendo y corrompiendo, de la seguridad gatuna, de la gente sin Fe, del arte decadente.

De nuevo los minutos de libertad se cuentan en la hora y media de tanda del Chaplin durante el ciclo de cine polaco. Otra vez viene mi amigo a pedirme la versión actualizada de Voces Cubanas. La gente habla de la situación económica y bajito esgrimen, mirando de soslayo, la política fracasada del gobierno.

Voy en la guagua y veo a los niños del MININT, creo que no llegan a 18, con la misma cara de abulia que tienen todos los demás. No puedo dejar de preguntarme hasta dónde llega la irracionalidad de los padres. Sonrío cada vez que los protagonistas de la indisciplina social a pequeña escala (en el P4 somos la mayoría por mucho) le dan el dinero al chofer y no lo echan en la alcancía, dándole en la cara a todos esos spots televisivos que dicen que al pobre chofer no hay que darle nada: todo para Papá Estado, Señor Absoluto.

Voy cayendo de nuevo en mí y miro a la gente a mi alrededor. Cansados y sudados regresan a sus casas, unos muchachos delante de mí explican cómo conectar dos computadoras en red, lo retengo por si un día me hace falta: partir el cable, luego unir el primero con el sexto y el segundo con el cuarto. Me los imagino salvando a unos civiles de unos secuestradores indocumentados que dicen ser el poder supremo. Algo me dice que no falta demasiado para que lleguemos todos a ese punto, para que la solidaridad ciudadana florezca en esta islita.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Prefiero víctima que verdugo

Foto: Fotos Cuba Hoy

No quería escribir, mi paranoia me decía que debía esperar a estar otra vez en mis cabales. Estas últimas 48 horas he estado irascible, hiriente, histérica, comprensiva, maternal y con instintos asesinos… he querido matar y he querido salvar. Me he sentido agradecida hacia la policía por protegerme de la seguridad del estado y he querido arrasar con ese cuerpo que responde ante las órdenes de desconocidos. He deseado estar en el cuerpo de Yoani y sufrir el dolor, me he sentido merecedora de piñazos o digna de liderar el Juicio Final. Me he imaginado capaz de taladrarle la cabeza a los que golpearon el viernes a Yoani y a Orlando y a mí no, y me he preguntado por qué. He perdonado y he vuelto a juzgar.

He sentido la culpa y he culpado, me he preguntado tantas cosas que no me da tiempo a responderme. Traté de reconstruir los hechos dos millones de veces pero creo que las lagunas son cada vez peores. No recuerdo qué twittié de la patrulla, no sé si el primer twitt fue cuando me agarraba con fervor de la cintura de Yoani o cuando veía sus piernas colgando del carro negro de la seguridad. No recuerdo si llamé, si no llamé, a quién llamé. No evoco ni siquiera la cara del seguroso que iba a mi lado. Lo que sé es que aguantaba las ganas de vomitar todo el tiempo, me arrepiento de no haberle echado todo el café que tenía en el estómago a mi represor encima…en ese momento trataba de parecer fuerte.

Una amiga escritora me dijo: Para qué esperas, cada vez que escribes te desdoblas, no hay nada que puedas ocultar. Tiene razón, da igual que lo sepan: la brutalidad me confunde, el abuso me da ganas de llorar, la injusticia me descoloca y he tenido que luchar estas últimas horas con un Odio profundo que me quiere colmar.

Una sola imagen me libera, imagino el diálogo del quebrantahuesos con su hijo:

- Papá, ¿qué te enseñaron en la academia?
- Me enseñaron a dar golpes muy duro sin que quedaran marcas.

Entonces se me acaba la furia y la roña, porque una profesión tan ruin y deleznable, no despierta ningún sentimiento en mí.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Violencia contra la No violencia



Viernes de academia blogger, terminamos la clase de cultura cubana con Miriam. Ambiente relajado: los Taínos y los mitos. Antes de irse Iván me dijo -Nos vemos a las cinco y media. Nos enteramos por los amigos, sabíamos que Aldo, Luis Eligio, Amaury y otros jóvenes iban a caminar hoy por 23 y G hasta L con carteles contra la violencia. Una marcha cívica en un país donde el civismo ha sido secuestrado por el totalitarismo, donde el poder ha envejecido y los últimos estertores de un sistema que se derrumba son una respuesta ciega, pura pataleta.

Nos quedamos Orlando Luis, su novia, Yoani y yo recogiendo y haciendo tiempo para la marcha. Salimos de la casa nerviosos pero convencidos de que no estaríamos solos. Por la calle G Orlando iba haciendo chistes que no puedo recordar pero que me hacían reír a carcajadas. Un hombre se masturbaba a pleno día en Zapata, La Habana se veía igual que siempre.

La parada del P11 estaba repleta, 27 y G, la esquina desde donde único se puede coger algo que te lleve para Alamar. El carro apareció de la nada, chapa amarilla, modelo chino y nuevo: dinero para reprimir. Vamos a ir cómodos, me dijo Yoani en broma y los tipos se bajaron con cara de no estar cómodos, debe ser triste ser un matón. Nos negamos a subir al carro, eran tres y nos amenazaban:

- Suban al carro ahora.
- Déjennos ver sus documentos o traigan un uniformado.

Orlando tenía su celular en la mano. “Pardo no grabes” -dijo el de la camisa anaranjada- y saqué el mío. Nadie me hacía caso, mandé el primer twitt…

Llegó una patrulla en menos de tres minutos, una pareja de policías –mujer y hombre- miraban anonadados la escena. Cumplían las órdenes ligeramente en cámara lenta, ella me dijo:

- No te resistas.
- Ellos están indocumentados- se me ocurrió aclararle.

Yoani se agarraba de un matojo, yo de la cintura de Yoani y la mujer me halaba por una pierna. A Orlando ya lo habían arrastrado, quedó fuera de mi campo visual. Un hombre en la parada miraba con cara de terror, la gente no dijo ni media palabra. La oficial, muy joven, me hizo una llave que me dejó inmovilizada, podía haber pataleado un poco pero me quedé atónita al ver las piernas de Yoani salirse por la ventanilla de atrás del carro de la seguridad del estado.

Me metió de un gesto en la patrulla mientras yo gritaba: ¡Yoani, Yoani! Pero me di cuenta de que nadie podía oírme, todo estaba herméticamente cerrado, la mujer de Orlando forcejeaba con el policía, el cuerpo de Yoani era metido a empujones de cabeza en el carro y el teléfono de Orlando salió volando por la ventanilla…mandé el segundo Twitt, con la esperanza de que alguien entendiera lo que malamente yo lograba teclear.

La muchacha policía se montó en la patrulla y me dijo:

- ¿Por qué te has resistido? No queremos darles golpes.
- Casi me rompes la camisa -dijo el otro de la PNR- mientras metía a la novia de Orlando en el carro.

Se veían avergonzados, por un momento creí que nos pedirían disculpas:

- ¿Ustedes tienen sus carnets encima? -dijo ella casi dulcemente- y nos pasó el teléfono de Orlando que sonaba sin parar.

Desgraciadamente llegó el de la camisa anaranjada, se subió y cerró la puerta… me cayó al lado. Los policías se callaron y empezó el diálogo:

- Claudia, apaga el teléfono.
- Olvídalo.
- Qué asco -dijo la novia de Orlando.

El resto puro insulto, bronca surrealista.

- Tu nombre no pasará a la historia -señaló.
- No me importa, pero tú ni siquiera tienes nombre. Cuando me baje del carro viro para G.
- Entonces será peor.
- Tus amenazas son tu miedo. Están en el fin.
- Payasa.

Poner un pie en la esquina de la casa de Yoani me dio mareo, no había luz en el edificio, no podía dar con el móvil de nadie y me estaba quedando sin saldo. En eso entró la primera llamada con un 00 delante y supe que nada había sido en vano, aun si todos habíamos sido arrestados y la marcha suspendida. Cuando más tarde vi el video que Ciro me trajo lo supe con certeza: están perdidos, la cuenta es regresiva.

jueves, 5 de noviembre de 2009

El Tabo de 2009

Están retransmitiendo Su propia guerra por la televisión y me parece que estoy viendo una serie extraterrestre, de un país donde la gente habla y se mueve como en el mío pero que no lo es. Una especie de novela de Ray Bradbury, donde los alienígenas son idénticos a nosotros salvo por pequeños detalles, porque son nosotros pero en otro tiempo y en otro espacio. Quizás podría también compararla a un Discovery Chanel donde nos explicarían que el hombre pobló dos veces la tierra, el documental ahondaría en la civilización de aquel homo sapiens que una vez, antes de un desastre natural x, ocupó el mundo en el que nosotros vivimos ahora, millones de años después.

El pobre Tabo de hoy no estaría orgulloso de ser informante de la policía, chantajeado por la PNR buscaría desesperadamente la manera de montarse en una balsa para salir echando del país antes de que lo descubrieran en el barrio. Su esposa, que cuando no era malhechor pasaba hambre y no podía alimentar a su hija, jamás le habría preguntado de dónde salía el dinero que traía a la casa y su humor, lejos de empeorar por las nuevas relaciones de su compañero, se habría endulzado. Nunca él hubiera podido decirle que era de la PNR, pues el divorcio habría sido ipso facto.

Con buena suerte y aprovechando su posición privilegiada en ambos bandos, nuestro héroe de 2009 quizás encontraría la manera de hacerse de un tercer “negocito” que le permitiera tocar a los metas* para que lo dejaran avanzar y lo protegieran. Con el tiempo acogería en su red de corrupción “no registrada” a la misma cantidad de policías que de delincuentes.

*Meta: Policía

martes, 3 de noviembre de 2009

Paloma de Libertad

Foto: Claudio Fuentes Madan

En la primaria se burlaba de mí porque yo no decía malas palabras, en sexto grado fue Beso de la Patria y para cuando entramos en la secundaria me caía como una patada en el pecho. Mi malestar no era porque yo fuera gusana desde pequeña, sino porque me parecía que la del Beso de la Patria debía ser yo, que bastantes comunicados había escrito y leído, además ella era linda con Paladar y yo gorda con padre caído en desgracia.

Pero la secundaria nos tiró juntas en un campo de boniato, una al lado de la otra desyerbando infinitos surcos, jugando con los gusanos y estrenando juntas el título de Brigada Incumplidora: nos hicimos amigas. En tres años cambiamos de niñas a adolescentes juntas y no hay un instante entre mis 12 y mis 14 en el que no hubiera estado–en las buenas y en las malas- a mi lado. En noveno grado –a pesar de nuestras buenas notas- ya éramos negativamente famosas: oír Rock, leer novelas "complicadas" y ser lo más excéntricas posibles nos costó caro, a mí en la casa y a ella en la escuela.

A los 14 años le hicieron un Consejo Disciplinario en el aula, algunos alumnos se levantaron y la denunciaron: fuma, oye rock and roll, se fuga, habla cosas indebidas, se reúne con elementos antisociales, etc. Aunque tuvo 100 de promedio no pudo ser la primera del escalafón, la relegaron al tercer lugar. Ese mismo año su familia se ganó el bombo y se fueron todos para Estados Unidos, estuvimos casi diez años sin vernos y aunque ya no aspiramos ni a ser Beso de la Patria ni a entender el origen del universo –entre otras ambiciones- seguimos siendo amigas.

Vino hace poco y se puso en contacto con el grupo de la secundaria, aquel que un día quiso sacarle sus derechos académicos a fuerza de ideología extremista. A mi amiga ya no le importa, llamó en nombre de los viejos tiempos, de la adolescencia perdida y de la nostalgia. Sin embargo una de las muchachas que más la apuntó con su dedo no lo había olvidado. Para la antigua denunciante todo aquello significaba algo más: quitarse del pecho la culpa del represor, del delator, del injusto. Le pidió disculpas a la antigua vilipendiada y yo sé que a partir de ese día, respira mejor. Me alegro por las dos.