Foto: Claudio Fuentes Madan, de la serie "Con jamón, lechuga y petipuá" |
La primera vez fue cuando llamó a Yoani Sánchez “gallita insignificante”. Bastante vergonzoso es que un político insulte a una periodista por un cuestionamiento incómodo, pero que la hija del heredero se dedicara a llamarle insignificante a una ciudadana cubana fue, sin dudas, el colmo del cinismo alcanzado por la nomenclatura. No obstante vale aclarar que la pregunta de la autora de Generación Y no fue todo lo incómoda que hubiera podido ser y que la sobrerreacción de Mariela es la prueba de la alergia que le produce la libertad de prensa. En mi opinión una pregunta realmente dura hubiera sido, por ejemplo, preguntar por qué el CENESEX no representa ante el gobierno una demanda a favor de los homosexuales que sufrieron represión y vejaciones en los sesenta, los setenta y los ochenta y que merecen una indemnización y una disculpa oficial. En ese caso a nuestra princesa, creo, le habría dado un infarto.
Ahora, el CENESEX tiene en su página principal esta declaración. Me recuerda un chiste pupular: El periodo especial ni me beneficia ni me perjudica, sino todo lo contrario. Resulta que Cuba tiene la exclusividad de ser el único país de América que “se suma al voto del grupo de países que contemplan a la homosexualidad como un delito dentro de sus legislaciones, incluyendo la aplicación de la pena capital por ese motivo, en cinco de ellos”. El CENESEX, vale aclarar, es la única institución reconocida por el gobierno que supuestamente representa los derechos de los homosexuales. ¡Vaya impudicia, señores, leer semejante frase en la página del “Centro Nacional de Educación Sexual”, y firmada por su directora!