Foto: Claudio Fuentes Madan
¡Felicidades! Gracias a todos por leerme, por traducirme, por la solidaridad que me han brindado en los momentos difíciles -que son los más duros y en los que se está más solo. A todos los que compartimos este espacio virtual les deseo un año hermoso y bueno, y sobre todo un año de cambio, de ese cambio que estamos esperando. Ojalá que en el 2010 Octavo Cerco deje de ser un grito de libertad sin libertad y sea de libertad en la libertad.
Me tomaré unas pequeñas vacaciones hasta el día primero, dejo un cartel representativo del ambiente navideño aquí en La Habana.
FELIZ NAVIDAD Y FELIZ AÑO NUEVO
Nota: El blogger Luis Felipe ya ha sido liberado de su arresto, espero que este fin de año la bloggófera pueda dormir tranquila –es una pena que en la seguridad del estado no den vacaciones, y eso que las necesitan.
domingo, 27 de diciembre de 2009
jueves, 24 de diciembre de 2009
Navidad
Arbolito de Lía Villares
Una mezcla de nostalgia con alegría me entra cada vez que se acaba el año, puede parecer cursi, sin embargo yo soy de las que adora la navidad. Quizás el origen pueda estar en la ausencia de decoraciones navideñas en la que vivo, en la falta de alegría y en muchos sentidos la abulia cultural que en mi país se le brinda a esta fiesta mundial.
Ni siquiera el cambio de siglo pudimos celebrar, ya que Fidel Castro estaba en su etapa matemática y decidió que el nuevo siglo comenzaba en el 2001 y no en el año cero. Un solo hombre privó a 11 millones de cambiar de milenio. Al año siguiente por supuesto nadie celebraría el nuevo siglo XXI, era ridículo.
Un grupo de amigos nos negamos a asumir el 24 de diciembre como un día más. Desde hace casi diez años nos reunimos para cenar y jugamos a la normalidad, a la familia unida, a los amigos cerca. Se hace imposible no notar las bajas cada doce meses: hace una década éramos quince, este año seremos siete y ya sabemos que dos de ellos no estarán para el próximo 24.
Seguiré esperando –falte lo que falte- el día en que de nuevo seamos quince; el cambio de siglo se lo dejaré a mis nietos, les encomendaré la tarea de celebrarlo en el nombre de su abuela, que vivió cuando el tiempo era editado por un hombre.
Una mezcla de nostalgia con alegría me entra cada vez que se acaba el año, puede parecer cursi, sin embargo yo soy de las que adora la navidad. Quizás el origen pueda estar en la ausencia de decoraciones navideñas en la que vivo, en la falta de alegría y en muchos sentidos la abulia cultural que en mi país se le brinda a esta fiesta mundial.
Ni siquiera el cambio de siglo pudimos celebrar, ya que Fidel Castro estaba en su etapa matemática y decidió que el nuevo siglo comenzaba en el 2001 y no en el año cero. Un solo hombre privó a 11 millones de cambiar de milenio. Al año siguiente por supuesto nadie celebraría el nuevo siglo XXI, era ridículo.
Un grupo de amigos nos negamos a asumir el 24 de diciembre como un día más. Desde hace casi diez años nos reunimos para cenar y jugamos a la normalidad, a la familia unida, a los amigos cerca. Se hace imposible no notar las bajas cada doce meses: hace una década éramos quince, este año seremos siete y ya sabemos que dos de ellos no estarán para el próximo 24.
Seguiré esperando –falte lo que falte- el día en que de nuevo seamos quince; el cambio de siglo se lo dejaré a mis nietos, les encomendaré la tarea de celebrarlo en el nombre de su abuela, que vivió cuando el tiempo era editado por un hombre.
martes, 22 de diciembre de 2009
Carta abierta a Fernando Rojas
Fernando Rojas:
Me dirijo a usted con la intención de aconsejar. Digamos que con mis 26 años he decidido hoy servirle por unos instantes de madre o de conciencia, como se quiera interpretar. Así es que le escribo a Fernando Rojas el hombre y no el Viceministro de Cultura, aquel al que quizás más de una vez -durante la infancia- su madre le dijo: “Fernandito, a las niñas no se les da.”
Dicen –y usted sabe lo que pesa en la Habana esa tercera persona del plural- que durante la tristemente célebre reunión que tuvo usted con los artistas del grupo performático OmniZonaFranca, una de las justificaciones sostenidas para desterrar el Festival Poesía Sin Fin de las instituciones cubanas era que los muchachos se reunían con la blogger Yoani Sánchez. Las resoluciones y leyes que su ministerio se ha adjudicado para limitar la entrada de ciudadanos a sus establecimientos y actividades me son desconocidas, pero no es de leyes de lo que quiero hablar, porque en las aguas de la ley, Rojas, hace mucho tiempo que su ministerio no se baña.
Lo que me preocupa es su amenaza “Si Yoani Sánchez viene, yo mismo le doy con un palo”. Graves palabras, Fernando, para un hombre. Pero aun más graves para un Viceministro que –según comentarios de pasillos culturosos- aspira a quitar el prefijo vice de su cargo. Sin embargo esto no es un regaño, es más bien un llamado a la cordura, a la civilidad, a la inteligencia. Le recuerdo que para esos menesteres el gobierno cuenta con los paramilitares, las brigadas de respuesta rápida y en última instancia la CIM (Contrainteligencia Militar); no me parece aconsejable que un funcionario se tome esas tareas por su cuenta, y menos que las anuncie con antelación, pueden llegar a oídos inadecuados y filtrarse por Internet.
Diría que un ambiente de terror sobre su persona no conviene, a fin de cuentas todos saben que Yoani Sánchez es una escritora y usted el Viceministro de Cultura, la imagen del palazo resulta lamentable y desacertada.
Por otra parte puedo estarme yo equivocando y su vice no sea más que una coartada, entonces pertenecería usted a una de las organizaciones antes mencionadas que se ocupan de golpear civiles. En ese caso probablemente su pecado sea la indiscreción, porque después de amenazar públicamente con atentar contra la integridad física de una ciudadana, costará creer, Fernando, que usted no es más que un funcionario del Ministerio de Cultura.
Atentamente,
Claudia Cadelo De Nevi
Me dirijo a usted con la intención de aconsejar. Digamos que con mis 26 años he decidido hoy servirle por unos instantes de madre o de conciencia, como se quiera interpretar. Así es que le escribo a Fernando Rojas el hombre y no el Viceministro de Cultura, aquel al que quizás más de una vez -durante la infancia- su madre le dijo: “Fernandito, a las niñas no se les da.”
Dicen –y usted sabe lo que pesa en la Habana esa tercera persona del plural- que durante la tristemente célebre reunión que tuvo usted con los artistas del grupo performático OmniZonaFranca, una de las justificaciones sostenidas para desterrar el Festival Poesía Sin Fin de las instituciones cubanas era que los muchachos se reunían con la blogger Yoani Sánchez. Las resoluciones y leyes que su ministerio se ha adjudicado para limitar la entrada de ciudadanos a sus establecimientos y actividades me son desconocidas, pero no es de leyes de lo que quiero hablar, porque en las aguas de la ley, Rojas, hace mucho tiempo que su ministerio no se baña.
Lo que me preocupa es su amenaza “Si Yoani Sánchez viene, yo mismo le doy con un palo”. Graves palabras, Fernando, para un hombre. Pero aun más graves para un Viceministro que –según comentarios de pasillos culturosos- aspira a quitar el prefijo vice de su cargo. Sin embargo esto no es un regaño, es más bien un llamado a la cordura, a la civilidad, a la inteligencia. Le recuerdo que para esos menesteres el gobierno cuenta con los paramilitares, las brigadas de respuesta rápida y en última instancia la CIM (Contrainteligencia Militar); no me parece aconsejable que un funcionario se tome esas tareas por su cuenta, y menos que las anuncie con antelación, pueden llegar a oídos inadecuados y filtrarse por Internet.
Diría que un ambiente de terror sobre su persona no conviene, a fin de cuentas todos saben que Yoani Sánchez es una escritora y usted el Viceministro de Cultura, la imagen del palazo resulta lamentable y desacertada.
Por otra parte puedo estarme yo equivocando y su vice no sea más que una coartada, entonces pertenecería usted a una de las organizaciones antes mencionadas que se ocupan de golpear civiles. En ese caso probablemente su pecado sea la indiscreción, porque después de amenazar públicamente con atentar contra la integridad física de una ciudadana, costará creer, Fernando, que usted no es más que un funcionario del Ministerio de Cultura.
Atentamente,
Claudia Cadelo De Nevi
sábado, 19 de diciembre de 2009
La decepción
Foto tomada de Generación Y
Cada vez que en el noticiero dicen “Respuesta del pueblo combatiente a las actividades de un grupúsculo contrarrevolucionario”, me llama aterrorizada. Yo le explico que no todos los abusos y vejaciones que los paramilitares realizan en las calles van dirigidos hacia mi persona –no tendría ya la capacidad física de escribir esto- pero no lo entiende: el amor de madre es así.
En los 80 no estaba en Cuba, cuando llegó le contaron pero no lo creyó. Con el tiempo terminó recordando las historias de los mítines de repudio como se recuerdan las fábulas antiguas, reales pero no vividas, sujetas al escepticismo materialista: ver para creer.
Pero el materialismo la abandonó, en pleno período especial descubrió que la Fe puede evitar la locura y la avitaminosis. Las reuniones del partido se fueron transformando en reuniones espiritistas, clases de Yoga y cursos de curación con las manos. Un día se dio cuenta: a veces el mundo inanimado es más transparente y claro que ese lenguaje consciente que no lleva a ninguna parte. Ganó una Fe pero perdió otra: ya no cree en los humanos, en ninguno.
El viernes 11 de diciembre vio por primera vez, en el estelar de las 8, lo que yo he bautizado como La Horda y sus supervivientes: Las Damas de Blanco en el medio de un bulto de mujeres deformadas por el odio. Un mar picado y en el medio un botecito blanco flotando a duras penas: el regreso a la animalidad, a la ley de la selva, a la violencia como recurso primo, a la exaltación suprema de la infinita estupidez humana.
Se quedó como tres horas enchock shock. Le hice unos cuantos chistes negros -sé que le gustan- pero no reaccionó. Creí que ya todo había muerto en ella sin embargo me equivocaba, nunca sabré cuánto de humanismo aun le quedaba, en ese instante tuve la certeza de que lo había perdido. Mira por la ventana y no entiende nada, se pregunta “quiénes” y una sola respuesta le viene a la cabeza, “todos”. A partir de ahora, lo sé, su soledad será inconmensurable, es el precio por haberse decepcionado demasiado, demasiadas veces.
Cada vez que en el noticiero dicen “Respuesta del pueblo combatiente a las actividades de un grupúsculo contrarrevolucionario”, me llama aterrorizada. Yo le explico que no todos los abusos y vejaciones que los paramilitares realizan en las calles van dirigidos hacia mi persona –no tendría ya la capacidad física de escribir esto- pero no lo entiende: el amor de madre es así.
En los 80 no estaba en Cuba, cuando llegó le contaron pero no lo creyó. Con el tiempo terminó recordando las historias de los mítines de repudio como se recuerdan las fábulas antiguas, reales pero no vividas, sujetas al escepticismo materialista: ver para creer.
Pero el materialismo la abandonó, en pleno período especial descubrió que la Fe puede evitar la locura y la avitaminosis. Las reuniones del partido se fueron transformando en reuniones espiritistas, clases de Yoga y cursos de curación con las manos. Un día se dio cuenta: a veces el mundo inanimado es más transparente y claro que ese lenguaje consciente que no lleva a ninguna parte. Ganó una Fe pero perdió otra: ya no cree en los humanos, en ninguno.
El viernes 11 de diciembre vio por primera vez, en el estelar de las 8, lo que yo he bautizado como La Horda y sus supervivientes: Las Damas de Blanco en el medio de un bulto de mujeres deformadas por el odio. Un mar picado y en el medio un botecito blanco flotando a duras penas: el regreso a la animalidad, a la ley de la selva, a la violencia como recurso primo, a la exaltación suprema de la infinita estupidez humana.
Se quedó como tres horas en
jueves, 17 de diciembre de 2009
El Atropello*
No puedo dejar un segundo de preguntarme qué haría yo si alguien me tocase la puerta de mi casa para quitarme un pedazo de mi sala, pero no encuentro respuesta. Trato de imaginar qué están sintiendo mis amigos allá en Pinar del Río, pero no lo logro.
Simplemente hay instantes en que el atropello y el abuso se vuelven inefables.
Denuncia de Karina Gálvez para Convivencia
Estoy recordando hoy a los expropiados de la Cuba del 59 y el 60. Ver los bienes que trabajaron durante años y años caer en manos de quienes no tenían ningún derecho, ya sabía que tenía que haber sido muy duro. Pero una cosa es saberlo y otra muy distinta es vivirlo.
La frase del director de la escuela donde trabajo, trajo a mi memoria la época de estudiante -Karina, recoge tus cosas y vamos un momento a la Dirección. Jamás paso por mi mente el verdadero motivo. Más me sorprendí cuando el señor que me esperaba me dijo que era el director municipal de Educación en Pinar del Rio y que me iba a llevar a mi casa porque la dirección municipal de Vivienda le había pedido que me llevara para unos “trámites”. Algo totalmente inusual. Pregunté, me asombré, me alarmé, pero él no decía nada.
SMS de Dagoberto Valdés:
- Confiscado el patio de Karina. Están abriendo puerta para construir un almacén de Cimex al lado, pues le han adjudicado el patio
- Comienza el ruido de nuevo. Abren cimientos para levantar muro de bloques. Ruido de noche, tortura sicológica.
- Jefe dice a obreros que el muro de bloques tiene que terminarse esta noche.
Solidaridad en Generación Y
*El Atropello: último disco de Los Aldeanos
martes, 15 de diciembre de 2009
Festival de Poesía sin Fin
Entre la poesía, la risa, la música, el café y el té se me fue la tarde del lunes 15 de diciembre, inauguración del festival Poesía sin Fin. No pudo –por censura institucional- ser en la casa de la cultura de Alamar, donde normalmente realizan lecturas. No obstante la casa de David, uno de los miembros del grupo Omni Zona-Franca, recibió a los poetas y a los admiradores de la poesía.
Micro Diez en Alamar podría a simple vista parecer horrible, hay lugares de la Habana desde donde es muy difícil permutar: Alamar y El Reparto Eléctrico. Pero hoy salí con la certeza absoluta de que, en el fondo, Alamar no está tan mal: lo que le falta en estética a la pequeña ciudad les sobra en creatividad y solidaridad a sus vecinos.
Podría coger feliz cada día de mi vida un P11 sólo por las lecturas del poeta Manuel González Busto y soñar durante media hora que yo soy Gisselle, la musa holandesa a la que dirige sus cartas; para escuchar a Francis Sánchez y aspirar a aprehender en sus versos la historia de Ciego de Ávila, para gritar ¡Quiero amor! en los coros de David y para cerrar los ojos cuando Amaury Pacheco toca las campanas.
Pero por encima de todas esas cosas –al final no puedo negar que leer debajo de la lámpara es formidable- quiero vivir en un barrio donde los vecinos, cuando sean convocados a participar en un mitin de repudio, se opongan a hacerlo, donde discutan y argumenten con la delegada las razones de la negativa, como lo hicieron esa tarde los vecinos de David. Esa es la Cuba en la que yo quiero vivir, la que me niego a dejar de imaginar, la que un día –sin duda alguna- no sólo se comprometerá con la poesía, sino todas las otras libertades –quizás más profanas- a las que aspiro como ser humano.
lunes, 14 de diciembre de 2009
Noches uniformadas
Texto: La Salamandra Blanca
Ir al cine con motivo del Festival o simplemente pasar en estos días por 23 es sorprenderse con la presencia cada vez más creciente de personal militar. Ya no son solo policías, ahora éstos están acompañados por jóvenes vestidos de guardia o trajes verde olivo, ¿posibles cadetes o movilizados del Servicio Militar General?
Me entero de algunos incidentes por comentarios de amigos y conocidos: mítines de repudio, cancelación de eventos culturales promocionados, incluso televisivamente, como el Festival de Poesía sin Fin que celebran hace ya años en Alamar. Para colmo me cuentan los gritos ofensivos y humillantes. Hasta golpes a ciudadanos han tenido lugar en las respuestas de la autoridad, uniformada o no, para callar los actos de manifestación cívica.
Pero más allá de lo que me cuenten, pude este fin de semana, en sólo dos noches, comprobar con mis propios ojos y muy de cerca, incidentes que dejarían boquiabierto a cualquier transeúnte que pasara cerca.
Uno de ellos fue en la entrada del cine La Rampa, que terminó con la cancelación del filme Anticristo, tan esperado por muchos. Todas las noches en su afán de controlar la entrada de la multitud se citan unos cuantos policías y militares antes mencionados. Este viernes entre el público y ellos se formó un “empuja- empuja” más excitado que el de las dos noches anteriores: Caras agresivas se enfrentan, risas al ver como un agente se enrojece sin poder dominar, caída de alguien, hasta unas chancletas perdidas en el piso. Al no bastar ellos, piden refuerzos para tratar de controlar la multitud y llega otra patrulla cercana con otra buena cantidad de guardias de todo tipo.
Sin saberse el motivo, conducen a muchacho de unos 20 años cerca de la patrulla y le registran el bolso. Algunos amigos exigen respetuosamente que expliquen por qué hacen eso, que deben decir para dónde y por qué se lo llevan, además alguien cercano pregunta el nombre y cargo del oficial. Se le suman personas menos jóvenes reclamando la causa de la detención. Muchos comienzan a gritarle a los policías que eso es abuso de poder, violación de la constitución, les gritan abusadores. Un Joven del MININT pregunta quién grita tal cosa para demostrarle qué cosa es abuso, me quedo perpleja por semejante advertencia de guapería estúpida.
El oficial, un hombre de unos cuarenta y pico de años, al parecer estaba muy molesto por el rumbo de lo que se estaba formando en ese tramo de la calle. Se altera y percibo le dice algo al joven retenido de manera agresiva, en su cara se veía sólo ira, el joven le responde algo y ahí mismo el policía lo agrede, lo mete a empujones fuertes, casi golpes dentro de la patrulla y se lo lleva. Los amigos piden al grupo aglomerado marchar hasta la unidad, a donde se supone que lo llevaban, para reclamar los derechos del joven. Al final todos se van diluyendo y como dije, la película queda sin proyección esa noche.
Al día siguiente bastante tarde, salgo del cine y pasando por 23 y G de regreso a casa, miro pasmada el muro recién forrado en piedras para evitar que se sienten los que allí se reúnen. Pero justo al borde de la calle algo es más sorprendente aún. Hay unos cinco policías, uno de ellos con una guitarra en la mano, me resulta muy raro, por la cara que tenía no pensaba deleitarnos con algún tema, el caso es que se la quería confiscar a uno de los muchachos del grupo a su alrededor. Después de estar allí cerca de media hora oyendo las peticiones y quejas de los que se fueron sumando llamaron a una patrulla para terminar llevándose la guitarra y su dueño a una estación de la zona.
Es increíble ver cómo algo tan inocente como tocar guitarra en una esquina donde se junta parte de la juventud de la Habana es un acto delictivo y además se arrogan el derecho de hasta confiscar el objeto de distracción de estos muchachos. Que algo tan cándido como sentarse en un muro a tocar canciones en la calle pueda amenazar a la autoridad es algo para preocuparse. ¿Qué harán, confiscarán todas las guitarras de los que pasan distrayendo sus noches y las de otros en esta ciudad?¿Provocarán constantemente la impotencia de algunos y el desafío de muchos a gritarles en su cara el abuso de poder que cometen constantemente?
Ir al cine con motivo del Festival o simplemente pasar en estos días por 23 es sorprenderse con la presencia cada vez más creciente de personal militar. Ya no son solo policías, ahora éstos están acompañados por jóvenes vestidos de guardia o trajes verde olivo, ¿posibles cadetes o movilizados del Servicio Militar General?
Me entero de algunos incidentes por comentarios de amigos y conocidos: mítines de repudio, cancelación de eventos culturales promocionados, incluso televisivamente, como el Festival de Poesía sin Fin que celebran hace ya años en Alamar. Para colmo me cuentan los gritos ofensivos y humillantes. Hasta golpes a ciudadanos han tenido lugar en las respuestas de la autoridad, uniformada o no, para callar los actos de manifestación cívica.
Pero más allá de lo que me cuenten, pude este fin de semana, en sólo dos noches, comprobar con mis propios ojos y muy de cerca, incidentes que dejarían boquiabierto a cualquier transeúnte que pasara cerca.
Uno de ellos fue en la entrada del cine La Rampa, que terminó con la cancelación del filme Anticristo, tan esperado por muchos. Todas las noches en su afán de controlar la entrada de la multitud se citan unos cuantos policías y militares antes mencionados. Este viernes entre el público y ellos se formó un “empuja- empuja” más excitado que el de las dos noches anteriores: Caras agresivas se enfrentan, risas al ver como un agente se enrojece sin poder dominar, caída de alguien, hasta unas chancletas perdidas en el piso. Al no bastar ellos, piden refuerzos para tratar de controlar la multitud y llega otra patrulla cercana con otra buena cantidad de guardias de todo tipo.
Sin saberse el motivo, conducen a muchacho de unos 20 años cerca de la patrulla y le registran el bolso. Algunos amigos exigen respetuosamente que expliquen por qué hacen eso, que deben decir para dónde y por qué se lo llevan, además alguien cercano pregunta el nombre y cargo del oficial. Se le suman personas menos jóvenes reclamando la causa de la detención. Muchos comienzan a gritarle a los policías que eso es abuso de poder, violación de la constitución, les gritan abusadores. Un Joven del MININT pregunta quién grita tal cosa para demostrarle qué cosa es abuso, me quedo perpleja por semejante advertencia de guapería estúpida.
El oficial, un hombre de unos cuarenta y pico de años, al parecer estaba muy molesto por el rumbo de lo que se estaba formando en ese tramo de la calle. Se altera y percibo le dice algo al joven retenido de manera agresiva, en su cara se veía sólo ira, el joven le responde algo y ahí mismo el policía lo agrede, lo mete a empujones fuertes, casi golpes dentro de la patrulla y se lo lleva. Los amigos piden al grupo aglomerado marchar hasta la unidad, a donde se supone que lo llevaban, para reclamar los derechos del joven. Al final todos se van diluyendo y como dije, la película queda sin proyección esa noche.
Al día siguiente bastante tarde, salgo del cine y pasando por 23 y G de regreso a casa, miro pasmada el muro recién forrado en piedras para evitar que se sienten los que allí se reúnen. Pero justo al borde de la calle algo es más sorprendente aún. Hay unos cinco policías, uno de ellos con una guitarra en la mano, me resulta muy raro, por la cara que tenía no pensaba deleitarnos con algún tema, el caso es que se la quería confiscar a uno de los muchachos del grupo a su alrededor. Después de estar allí cerca de media hora oyendo las peticiones y quejas de los que se fueron sumando llamaron a una patrulla para terminar llevándose la guitarra y su dueño a una estación de la zona.
Es increíble ver cómo algo tan inocente como tocar guitarra en una esquina donde se junta parte de la juventud de la Habana es un acto delictivo y además se arrogan el derecho de hasta confiscar el objeto de distracción de estos muchachos. Que algo tan cándido como sentarse en un muro a tocar canciones en la calle pueda amenazar a la autoridad es algo para preocuparse. ¿Qué harán, confiscarán todas las guitarras de los que pasan distrayendo sus noches y las de otros en esta ciudad?¿Provocarán constantemente la impotencia de algunos y el desafío de muchos a gritarles en su cara el abuso de poder que cometen constantemente?
jueves, 10 de diciembre de 2009
Derechos Humanos
Hoy no quería escribir, no sabía cómo empezar un texto para el diez de diciembre. No sé cómo expresar en este blog que los derechos humanos, en mi país, han perdido su significado. Hemos olvidado todo lo que está implícito en esas dos palabras y nos hemos quedado con aquellas que la experiencia nos ha pateado año tras año: el miedo y la paranoia.
He terminado por pensar que a priori son los únicos dos derechos que van quedando. De todos los otros que puedan existir, una mitad ha sido olvidada y la otra prohibida, que a la larga casi viene siendo lo mismo.
Cuando salgo a la calle y veo a aquellos que de alguna forma ejercen su pedacito de poder -funcionarios, policías, burócratas, médicos, maestros, periodistas - y los veo pisotear los derechos de sus conciudadanos y a veces hasta los suyos propios, me pregunto si saben lo que están haciendo, si tienen conciencia. Quizás mi teoría sea ingenua, pero intuyo que después de 50 años de absolutismo hemos olvidado completamente lo que significan cosas como Estado de Derecho, Justicia, Derechos Humanos. Todo suena a ciencia ficción… ¿Derecho a qué?
Por eso mañana para la mayoría de mis vecinos será un día cualquiera, algunos de mis amigos serán vejados por la policía y otros visitados por la seguridad del estado, con suerte ninguno saldrá medio golpeado por tirar una foto en un lugar inapropiado, el Festival de Cine seguirá su curso y nadie se preguntará por qué para ver la tanda del Chaplin hay que pasar por delante de un cordón de militares.
He terminado por pensar que a priori son los únicos dos derechos que van quedando. De todos los otros que puedan existir, una mitad ha sido olvidada y la otra prohibida, que a la larga casi viene siendo lo mismo.
Cuando salgo a la calle y veo a aquellos que de alguna forma ejercen su pedacito de poder -funcionarios, policías, burócratas, médicos, maestros, periodistas - y los veo pisotear los derechos de sus conciudadanos y a veces hasta los suyos propios, me pregunto si saben lo que están haciendo, si tienen conciencia. Quizás mi teoría sea ingenua, pero intuyo que después de 50 años de absolutismo hemos olvidado completamente lo que significan cosas como Estado de Derecho, Justicia, Derechos Humanos. Todo suena a ciencia ficción… ¿Derecho a qué?
Por eso mañana para la mayoría de mis vecinos será un día cualquiera, algunos de mis amigos serán vejados por la policía y otros visitados por la seguridad del estado, con suerte ninguno saldrá medio golpeado por tirar una foto en un lugar inapropiado, el Festival de Cine seguirá su curso y nadie se preguntará por qué para ver la tanda del Chaplin hay que pasar por delante de un cordón de militares.
miércoles, 9 de diciembre de 2009
Con miedo y tarde, pero seguro
Una persona me hace llegar a través de otra estas fotos de Juan Juan Almeida caminando por Quinta Avenida con su cártel de “Democracia”. Aunque todas son de espaldas, es un buen ejemplo de cómo funciona la información en Cuba: un ciudadano común logra tirar unas fotos escondido para que no le quiten su cámara, las fotos se van pasando de mano en mano (de flash en flash) con la versión de lo que vivió el fotógrafo, hasta que -más de dos semanas después- alguien me las trae a mí.
Espero que me lleguen, aunque sea con un mes de retraso, las fotos y los videos de lo que sucedió en el Karl Marx durante la venta de las entradas para la ceremonia de entrega de los Premios Lucas.
lunes, 7 de diciembre de 2009
Cartas al presidente, un documental de Petr Lom
Entre la mucha información que se reproduce en memorias USB, últimamente hay cierta tendencia hacia documentales desmitificadores de dictaduras. Me ha llegado uno excelente sobre las cartas escritas por los iraníes al presidente Ahmadinejad. Millones de ciudadanos plasman sus necesidades, dudas, desconciertos y miserias sobre una hojita de papel con la esperanza de que ese hombre súper poderoso les regale un instante y se ocupe de ellos.
Las cartas van a parar a una especie de ministerio llamado “Centro de Procesamiento de Cartas Presidenciales”, el non plus ultra de la burocracia. Allí son separadas en dos grandes grupos para ser procesadas: las cartas escritas por mujeres y las escritas por hombres. Lejos de tratar de crear una infraestructura gubernamental que permita elevar la calidad de vida de los ciudadanos, un ministerio insuficiente se traga millones de papeles para exacerbar en la gente la ilusión del líder salvador y continuar asentando los cimientos del culto a la personalidad. Pero ni Ahmadinejad lee las cartas ni la gente cree en las respuestas: hace poco miles de jóvenes movilizaron las calles de Teherán, para presionar al supuesto benefactor a reconocer que no había ganado las elecciones y se retirara de la presidencia.
Los grandes Mesías del poder político no creen sino en ellos: nosotros, “la masa”, no podemos ser dueños de nuestro destino, no tenemos la capacidad de construir nuestras vidas, debemos esperar por el futuro luminoso prometido por ellos que lamentablemente no llega nunca. “Cartas al presidente” me ha hecho recordar las cartas que algunos de mis vecinos escribían, cuando yo era niña, al Comité Central del Partido con sus demandas. Hace mucho tiempo que no sé de nadie que escriba nada, parece que aquí en Cuba ya hemos dejado de creer en nuestro “Centro de procesamiento”.
sábado, 5 de diciembre de 2009
Solidaridad
Espero que llegue pronto el día en las manifestaciones en las calles cubanas sean normales y no vayan acompañadas por una Conga Revolucionaria*, esto último lo considero imprescindible.
La manifestación aquí y la blogacción aquí
¡Gracias por la solidaridad!
*Conga revolucionaria: Mítin de repudio caribeño, ver un ejemplo aquí
La manifestación aquí y la blogacción aquí
¡Gracias por la solidaridad!
*Conga revolucionaria: Mítin de repudio caribeño, ver un ejemplo aquí
jueves, 3 de diciembre de 2009
Regina
Foto: Orlando Luis Pardo Lazo
Conocí a Regina cuando me abrió la puerta de su casa a las 11 de la noche. Yo llegaba con una misión: arreglar la computadora de su esposo, el escritor Rafael Alcides. Estaba dispuesta a formatear y reinstalar Windows, pero el sistema estaba en un disco de 5G defectuoso, la torre de cd no funcionaba y los puertos externos no reconocían nada. No me quedó otro remedio que colgar los guantes y pasarle “el muerto” a Ciro. Terminamos a las cinco de la mañana.
Las largas horas que estuve tirada en el piso entre cables y pedazos de motherboard me sirvieron para conocer a toda la familia. Lo recuerdo como una velada maravillosa y espero que se repita sin que medie una máquina rota.
Alcides y Regina no tienen teléfono. Cada vez que quiero decirles algo tengo que viajar atrás en el tiempo y recordar que a la pequeña casita de Nuevo Vedado aún no llega ningún cable de telecomunicaciones. Un día de estos les mandaré un telegrama, para probar.
Regina quiso abrirse un blog. Con su servidor de Wordpress offline ha aprendido en la academia a colgar un banner, publicar entradas e insertar fotos y enlaces. La Mala Letra, su bitácora, vio finalmente la luz del ciberespacio el 11 de noviembre. Les dejo un pequeño párrafo del blog de una mujer que, ya no sin Internet, sino sin teléfono siquiera, ha encontrado la forma de expresarse en la web 2.0:
“Hace un tiempo daba vueltas a la idea de escribir, pero la percepción de no ser nadie, de tener una opinión irrelevante salvo entre mis familiares y mis amigos, y sobre todo, de no poder influir en los acontecimientos, hacían que desistiera una y otra vez. Desde que me decidí veo señales en casi todo, y en ese sentido el artículo-ensayo /¿Por qué blogueo?/ de Andrew Sullivan, ha venido a ser una suerte de iluminación. Como vivo en Cuba sonrío al leer que Sullivan actualiza su blog varias veces al día. Con mucho optimismo podré hacerlo dos veces a la semana. Nunca he visto un blog en persona, Internet me fue presentado en directo hace seis meses y de manera fugaz, así que corro el riesgo de estar haciendo más de lo mismo, pero si entendí bien, no importa: si ayudo a alguien o alguien me ayuda, estoy haciendo amigos, o al menos /leyentes.”
Foto: Clases de Vallín en la academia, asignatura derecho
Conocí a Regina cuando me abrió la puerta de su casa a las 11 de la noche. Yo llegaba con una misión: arreglar la computadora de su esposo, el escritor Rafael Alcides. Estaba dispuesta a formatear y reinstalar Windows, pero el sistema estaba en un disco de 5G defectuoso, la torre de cd no funcionaba y los puertos externos no reconocían nada. No me quedó otro remedio que colgar los guantes y pasarle “el muerto” a Ciro. Terminamos a las cinco de la mañana.
Las largas horas que estuve tirada en el piso entre cables y pedazos de motherboard me sirvieron para conocer a toda la familia. Lo recuerdo como una velada maravillosa y espero que se repita sin que medie una máquina rota.
Alcides y Regina no tienen teléfono. Cada vez que quiero decirles algo tengo que viajar atrás en el tiempo y recordar que a la pequeña casita de Nuevo Vedado aún no llega ningún cable de telecomunicaciones. Un día de estos les mandaré un telegrama, para probar.
Regina quiso abrirse un blog. Con su servidor de Wordpress offline ha aprendido en la academia a colgar un banner, publicar entradas e insertar fotos y enlaces. La Mala Letra, su bitácora, vio finalmente la luz del ciberespacio el 11 de noviembre. Les dejo un pequeño párrafo del blog de una mujer que, ya no sin Internet, sino sin teléfono siquiera, ha encontrado la forma de expresarse en la web 2.0:
“Hace un tiempo daba vueltas a la idea de escribir, pero la percepción de no ser nadie, de tener una opinión irrelevante salvo entre mis familiares y mis amigos, y sobre todo, de no poder influir en los acontecimientos, hacían que desistiera una y otra vez. Desde que me decidí veo señales en casi todo, y en ese sentido el artículo-ensayo /¿Por qué blogueo?/ de Andrew Sullivan, ha venido a ser una suerte de iluminación. Como vivo en Cuba sonrío al leer que Sullivan actualiza su blog varias veces al día. Con mucho optimismo podré hacerlo dos veces a la semana. Nunca he visto un blog en persona, Internet me fue presentado en directo hace seis meses y de manera fugaz, así que corro el riesgo de estar haciendo más de lo mismo, pero si entendí bien, no importa: si ayudo a alguien o alguien me ayuda, estoy haciendo amigos, o al menos /leyentes.”
Foto: Clases de Vallín en la academia, asignatura derecho
martes, 1 de diciembre de 2009
domingo, 29 de noviembre de 2009
Democracy’s is in every box
Hace tiempo que los dos protagónicos -Reinaldo Escobar y Carlos Verdecia- presentaron Democracy’s is in every box en uno de los itinerarios bloggers, transformados hoy en academia.
El primero fue víctima de un mega mitin de repudio este mes –estoy empezando a imaginar que fue un ejercicio del Bastión 2009; mientras que el segundo hace casi un año “brincó el charco” para respirar un aire menos viciado y caminar por calles sin dueño.
Ahora lo encuentro de casualidad en YouTube y, a pesar de lo mucho ha llovido desde la première en casa de Yoani, no me cabe la menor duda: Democracy’s is in every box, in every kilobyte que logra entrar a esta isla.
El primero fue víctima de un mega mitin de repudio este mes –estoy empezando a imaginar que fue un ejercicio del Bastión 2009; mientras que el segundo hace casi un año “brincó el charco” para respirar un aire menos viciado y caminar por calles sin dueño.
Ahora lo encuentro de casualidad en YouTube y, a pesar de lo mucho ha llovido desde la première en casa de Yoani, no me cabe la menor duda: Democracy’s is in every box, in every kilobyte que logra entrar a esta isla.
sábado, 28 de noviembre de 2009
Adiós al champú
Foto: Claudio Fuentes Madan
Tengo, como se dice por ahí, el pelo “agradecido”. No uso suavizador, me pongo cualquier tinte y mis gastos de champú no exceden los 2 CUC. Hasta ahora todo había funcionado perfectamente: Sedal, Four Seasons, Natural o Cosas de Botica son las marcas nacionales, siempre en CUC pero las más baratas. Para lavarse la cabeza -desde hace mucho tiempo- hay que pagar en moneda dura, de la que no llega nunca en el salario.
El mes pasado todo empezó a complicarse. Por alguna misteriosa razón la calidad del champú está en el piso, me lavo la cabeza y parece alambre. Mis amigas me lo comentan también, es como si de pronto todos estuviésemos obligados a comprar “al duro”, bien caro.
Me aturden los comentarios, un ambiente apocalíptico me atrapa en el andar habitual. Mientras cada vez comprar se hace más caro y los productos son más malos, una conjetura popular sobre la escasez aumenta -si esto es aún posible- la Paranoia Cotidiana: vendrán más apagones, desaparecerán de las tiendas todos los productos importados, quitarán la libreta, el CUC bajará o subirá (esta bola* es la más inestable de todas), están creando de nuevo brigadas de respuesta rápida, etc.
Lo peor es lo poco que me importa, estoy cansada de la premisa “siempre se puede estar peor”. A veces cuestiono cuán peor podemos imaginar nuestra realidad, hasta dónde somos capaces de extender el límite de nuestro “mal vivir” social. No ganar un salario decente, aplaudir con cara de adoración o gritar como una horda primitiva, soportar la propaganda política, no disentir, vivir en la doble moral, no pensar, no hablar, desconfiar, chivatear, no escribir, no salir a la calle, comer mal, no poder arreglar la casa, no viajar y no lavarse la cabeza parece no ser suficiente ante la mala nueva: la cosa se va a poner negra.
Bola*: conjeturas que circulan de boca en boca y que tratan de “adivinar” los movimientos económicos, políticos o sociales del futuro inmediato, la mayoría de las veces en contradicción con la información ofrecida en los medios masivos de difusión.
Tengo, como se dice por ahí, el pelo “agradecido”. No uso suavizador, me pongo cualquier tinte y mis gastos de champú no exceden los 2 CUC. Hasta ahora todo había funcionado perfectamente: Sedal, Four Seasons, Natural o Cosas de Botica son las marcas nacionales, siempre en CUC pero las más baratas. Para lavarse la cabeza -desde hace mucho tiempo- hay que pagar en moneda dura, de la que no llega nunca en el salario.
El mes pasado todo empezó a complicarse. Por alguna misteriosa razón la calidad del champú está en el piso, me lavo la cabeza y parece alambre. Mis amigas me lo comentan también, es como si de pronto todos estuviésemos obligados a comprar “al duro”, bien caro.
Me aturden los comentarios, un ambiente apocalíptico me atrapa en el andar habitual. Mientras cada vez comprar se hace más caro y los productos son más malos, una conjetura popular sobre la escasez aumenta -si esto es aún posible- la Paranoia Cotidiana: vendrán más apagones, desaparecerán de las tiendas todos los productos importados, quitarán la libreta, el CUC bajará o subirá (esta bola* es la más inestable de todas), están creando de nuevo brigadas de respuesta rápida, etc.
Lo peor es lo poco que me importa, estoy cansada de la premisa “siempre se puede estar peor”. A veces cuestiono cuán peor podemos imaginar nuestra realidad, hasta dónde somos capaces de extender el límite de nuestro “mal vivir” social. No ganar un salario decente, aplaudir con cara de adoración o gritar como una horda primitiva, soportar la propaganda política, no disentir, vivir en la doble moral, no pensar, no hablar, desconfiar, chivatear, no escribir, no salir a la calle, comer mal, no poder arreglar la casa, no viajar y no lavarse la cabeza parece no ser suficiente ante la mala nueva: la cosa se va a poner negra.
Bola*: conjeturas que circulan de boca en boca y que tratan de “adivinar” los movimientos económicos, políticos o sociales del futuro inmediato, la mayoría de las veces en contradicción con la información ofrecida en los medios masivos de difusión.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
El DSE y los visitadores
Foto: Claudio Fuentes Madan
Recuerdo las visitadoras de Pantaleón y no puedo evitar encontrar una relación entre las nuevas ocupaciones de los segurosos y el nombre de la novela de Mario Vargas Llosa. En menos de dos semanas casi todos mis amigos han sido “visitados”. Los “encuentros” han variado su grado de formalidad- no de legalidad, puesto que los órganos de la seguridad del estado no se rigen por la legislación vigente para el resto de los mortales- y abarcan desde la Citación Oficial sin explicación previa, pasando por el secuestro y llegando al desconcertante recadito “Hazme el favor, dile que pase por aquí”.
Por suerte mis amistades se la toman con calma, algunos hasta con tremendo sentido del humor. Han recibido mensajes de todo tipo, pero entre los más patéticos están estos dos:
- Buenas Noches. Dile a tus amigos que se estén tranquilos, ya puedes irte.
- Eso que enseña el abogado Vallín en la Academia Blogger es todo mentira- estamos terminando filosofía griega, las últimas dos clases han sido sobre Aristóteles.
Me resulta penosa la situación de los órganos de inteligencia: lidiar con un grupo de jóvenes que se dedican a estudiar, pintar o escribir debe ser bastante decepcionante. Supongo que cuando se graduaron creían que salvarían la patria de agresiones externas, protegerían la sociedad del crimen organizado y lucharían contra la corrupción social y gubernamental. ¡Qué triste debe ser mirar atrás y darse cuenta de que para lo único que ha servido tanto esfuerzo es para reprimir y acosar muchachos! Cuánta envidia deben sentir de sus homólogos segurosos por ahí por el mundo, desmantelando redes criminales y salvando civiles; mientras ellos años tras año restriegan las manos del poder, sin lograr quitar la húmeda mancha roja que les embarra la cara y la ropa.
Recuerdo las visitadoras de Pantaleón y no puedo evitar encontrar una relación entre las nuevas ocupaciones de los segurosos y el nombre de la novela de Mario Vargas Llosa. En menos de dos semanas casi todos mis amigos han sido “visitados”. Los “encuentros” han variado su grado de formalidad- no de legalidad, puesto que los órganos de la seguridad del estado no se rigen por la legislación vigente para el resto de los mortales- y abarcan desde la Citación Oficial sin explicación previa, pasando por el secuestro y llegando al desconcertante recadito “Hazme el favor, dile que pase por aquí”.
Por suerte mis amistades se la toman con calma, algunos hasta con tremendo sentido del humor. Han recibido mensajes de todo tipo, pero entre los más patéticos están estos dos:
- Buenas Noches. Dile a tus amigos que se estén tranquilos, ya puedes irte.
- Eso que enseña el abogado Vallín en la Academia Blogger es todo mentira- estamos terminando filosofía griega, las últimas dos clases han sido sobre Aristóteles.
Me resulta penosa la situación de los órganos de inteligencia: lidiar con un grupo de jóvenes que se dedican a estudiar, pintar o escribir debe ser bastante decepcionante. Supongo que cuando se graduaron creían que salvarían la patria de agresiones externas, protegerían la sociedad del crimen organizado y lucharían contra la corrupción social y gubernamental. ¡Qué triste debe ser mirar atrás y darse cuenta de que para lo único que ha servido tanto esfuerzo es para reprimir y acosar muchachos! Cuánta envidia deben sentir de sus homólogos segurosos por ahí por el mundo, desmantelando redes criminales y salvando civiles; mientras ellos años tras año restriegan las manos del poder, sin lograr quitar la húmeda mancha roja que les embarra la cara y la ropa.
lunes, 23 de noviembre de 2009
¿Quién está detrás de Rodney?
Foto y texto: Claudio Fuentes Madan
Tengo en este preciso instante enormes dudas sobre qué perfil deberían tomar mis palabras para narrar y declarar lo sucedido el pasado viernes 20 noviembre de 2009, en la algo ya caliente esquina de 23 y G. Quería recoger periodísticamente a través de mi cámara de video un duelo verbal que suponía y proponía, por sobre todas las cosas, el inicio de una conversación absolutamente pacífica entre dos personas: REINALDO ESCOBAR y el AGENTE RODNEY. El encuentro pretendía aclarar un caso de abuso y violencia ocurrido dos semanas antes- llevado a cabo por agentes de la cada vez más encubierta y subrepticia seguridad del estado- contra Yoani Sánchez, esposa de quien intentó, al menos, un ético encuentro para intercambiar palabras y criterios de variada índole.
Las dudas que acompañan mis palabras vienen también con miedos que intentaré diluir y controlar, con el único deseo de evadir la autocensura que impediría a cualquier lector llevarse la modesta verdad de lo recogido por mis sentidos. Fui un ciudadano más que participó en una actividad que se fue transformando en un extraño festival de trolls. Incluso cuando hayan intentado petrificarme con amenazas disfrazadas de dulces consejos para un futuro de oscuras libertades, advirtiéndome lo joven que estoy para meterme preso, y me han hasta preguntado qué tan dispuesto estoy a esto. Miedos que solo dejarán de ser lastres en la medida en que denuncie toda violación a los derechos más elementales propios y ajenos, para no tener que aguantarle la pata a ninguna vaca, y menos darle de soslayo un tímido y oscuro beso al matarife, ese que forra con sangre su delantal impecable. Y ahora al grano, que siempre estoy a riesgo de aburrir a cualquiera con mis extensos floreos.
Fui arrestado mientras filmaba la detención de Silvio Benítez (quien se mantuvo todo el tiempo al lado de Reinaldo Escobar mientras eran comprimidos por la horda enardecida) ya en los momentos finales de la actividad se me incautó, dentro del auto que me conducía a la unidad policial, la tarjeta de mi cámara de video. Contenía todas las imágenes que había tomado como documento histórico de los hechos, y que todavía hoy, día 22 no ha sido devuelta, violando impunemente el artículo 19 de la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” Parece que no saben que el gobierno de Cuba se dice un portentoso firmante de dicha declaración, por lo que sospecho que, o Raúl Castro no lo ha informado correctamente a sus subalternos para hacer cumplir lo anterior a cabalidad, o nos están aplastando este maravilloso acápite sin misericordia, con total impunidad y cagándose en la noticia. Raro proceder.
Incluyo la notificación verbal por parte del oficial o agente que atendió mi caso: “Tus imágenes serán devueltas”, aunque en los momentos finales se me informó que la memoria estaba extraviada por el momento, me pidió un voto de confianza y dijo que me avisaría telefónicamente para su devolución. Esperaré lo prometido y mi paciencia es, obligatoriamente, insuperable, aunque esté tantas veces teñida con cautos sarcasmos.
En cuanto llegué a la estación policial me aclararon que estaba allí retenido única y exclusivamente para protegerme de la reacción del pueblo enardecido, en franca pugna contra un minoritario grupo de personas que pedían conversar en igualdad de condiciones. Reynaldo Escobar y los pocos amigos que estuvieron con él hasta el final, eran catalogadas por el conjunto de trolls disfrazados de pueblo, como mercenarios, gusanos, contrarrevolucionarios, etc. ¿Qué extraño sector de pueblo es ese, que mezcla un acto de respuesta política con una estruendosa comparsa de guaracheros con farolas, trajes de ocasión y banda de música popular incluida? Comparsa diseñada para aplacar el sonido que debían recoger las cámaras y aparatos de audio, para hacer cuerpo y confundir el sentido del acto con su presencia en el encuadre de las imágenes, tanto de la prensa extranjera como de los periodistas oficiales e independientes que, como objetivo común, tenían todos el deber y el derecho de grabar y recoger los hechos. Tamaña calumnia contra el concepto de pueblo, también contra ese otro grupo que puedo llamar nosotros, los sin comparsa, los que por pensar y expresarse diferente deben estar, momentáneamente, excluidos de toda aceptación y respeto, y que irremediablemente forman parte de ese todo contradictorio que es Cuba.
Eso que los agentes del orden y la policía han decidido llamar PUEBLO, creo, no es una representación total del mismo. Ni creo que el real pueblo cubano tenga tradición de comportase de esa manera. Debo informar que en ningún momento sentí que esa masa estuviera a punto de violentar mi integridad física, aunque sí la de algunas personas que fueron golpeadas, drásticamente empujadas y arrinconadas. Compartí con ellas en la estación policial miradas y apretones de manos ya que nos prohibieron hablar entre nosotros y se les privó de hacer uso de sus teléfonos celulares. Estas medidas prohibitorias, aplicadas sobre “personas protegidas” de una masa un tanto extremista en su conducta, no creo sean orgánicas con relación al trato hosco del que fuimos víctimas en aquella unidad. Es una total lástima que se hayan perdido las imágenes que capturó mi lente, darían muestras de esto a plenitud. Ojalá otras cámaras tengan material que revelen parte de lo acontecido.
Mientras toda la turba rodeaba y casi asfixiaba a Reinaldo Escobar y amigos que se aferraban entre sí para, precariamente, protegerse unos a otros, podíamos ver como parte de la policía nacional revolucionaria, apostada por toda la avenida en pequeños grupos de a dos, tres, cuatro y hasta mayor número, contemplaban la evidente reyerta de agresivos gritos y maneras sin tomar parte. Parecía leerse que las órdenes previas incluían ese hacerse el de la vista gorda con un sector del pueblo del que precisamente se espera, y se le perdonará por parte de las fuerzas represivas, una actitud igualmente represiva, con una total incapacidad para escuchar antes de tomar determinaciones violentas y conformarse un criterio. Ese sector de pueblo que si comete una atrocidad, no será castigado o recriminado, más bien justificado luego como algo que ocurrió: lamentable pero necesario. Como cuando en los años 80 con las salidas migratorias a través del puerto del Mariel, el pueblo azuzado por ya todos saben quien, masacraba con mítines de repudio, huevazos, exclusiones laborales y golpes a quienes decidían marcharse, mientras nuestras fuerzas del orden nunca emitieron una denuncia contra este tipo de acciones ni se les llamó a la cordura y al respeto.
El viernes, como Claudia Cadelo y muchos otros, conocí la ola de terror, lo caro que puede costar la libertad de pensamiento y su orgánica expresión directa. He conocido también que los individuos tienen aunque sea un mínimo poder cuando los amparan justicias naturales, ese poder de no saberse solos, de tener algo que decir y el estar dispuestos a soltarlo por cualquier medio o canal posible. Hoy he reafirmado más que nunca, que toda decisión o idea tiene un altísimo precio y quieras o no, tendrás que pagar en una u otra moneda. La vida siempre nos gana aun cuando en ella se nos contemplen variados éxitos.
Tengo en este preciso instante enormes dudas sobre qué perfil deberían tomar mis palabras para narrar y declarar lo sucedido el pasado viernes 20 noviembre de 2009, en la algo ya caliente esquina de 23 y G. Quería recoger periodísticamente a través de mi cámara de video un duelo verbal que suponía y proponía, por sobre todas las cosas, el inicio de una conversación absolutamente pacífica entre dos personas: REINALDO ESCOBAR y el AGENTE RODNEY. El encuentro pretendía aclarar un caso de abuso y violencia ocurrido dos semanas antes- llevado a cabo por agentes de la cada vez más encubierta y subrepticia seguridad del estado- contra Yoani Sánchez, esposa de quien intentó, al menos, un ético encuentro para intercambiar palabras y criterios de variada índole.
Las dudas que acompañan mis palabras vienen también con miedos que intentaré diluir y controlar, con el único deseo de evadir la autocensura que impediría a cualquier lector llevarse la modesta verdad de lo recogido por mis sentidos. Fui un ciudadano más que participó en una actividad que se fue transformando en un extraño festival de trolls. Incluso cuando hayan intentado petrificarme con amenazas disfrazadas de dulces consejos para un futuro de oscuras libertades, advirtiéndome lo joven que estoy para meterme preso, y me han hasta preguntado qué tan dispuesto estoy a esto. Miedos que solo dejarán de ser lastres en la medida en que denuncie toda violación a los derechos más elementales propios y ajenos, para no tener que aguantarle la pata a ninguna vaca, y menos darle de soslayo un tímido y oscuro beso al matarife, ese que forra con sangre su delantal impecable. Y ahora al grano, que siempre estoy a riesgo de aburrir a cualquiera con mis extensos floreos.
Fui arrestado mientras filmaba la detención de Silvio Benítez (quien se mantuvo todo el tiempo al lado de Reinaldo Escobar mientras eran comprimidos por la horda enardecida) ya en los momentos finales de la actividad se me incautó, dentro del auto que me conducía a la unidad policial, la tarjeta de mi cámara de video. Contenía todas las imágenes que había tomado como documento histórico de los hechos, y que todavía hoy, día 22 no ha sido devuelta, violando impunemente el artículo 19 de la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.” Parece que no saben que el gobierno de Cuba se dice un portentoso firmante de dicha declaración, por lo que sospecho que, o Raúl Castro no lo ha informado correctamente a sus subalternos para hacer cumplir lo anterior a cabalidad, o nos están aplastando este maravilloso acápite sin misericordia, con total impunidad y cagándose en la noticia. Raro proceder.
Incluyo la notificación verbal por parte del oficial o agente que atendió mi caso: “Tus imágenes serán devueltas”, aunque en los momentos finales se me informó que la memoria estaba extraviada por el momento, me pidió un voto de confianza y dijo que me avisaría telefónicamente para su devolución. Esperaré lo prometido y mi paciencia es, obligatoriamente, insuperable, aunque esté tantas veces teñida con cautos sarcasmos.
En cuanto llegué a la estación policial me aclararon que estaba allí retenido única y exclusivamente para protegerme de la reacción del pueblo enardecido, en franca pugna contra un minoritario grupo de personas que pedían conversar en igualdad de condiciones. Reynaldo Escobar y los pocos amigos que estuvieron con él hasta el final, eran catalogadas por el conjunto de trolls disfrazados de pueblo, como mercenarios, gusanos, contrarrevolucionarios, etc. ¿Qué extraño sector de pueblo es ese, que mezcla un acto de respuesta política con una estruendosa comparsa de guaracheros con farolas, trajes de ocasión y banda de música popular incluida? Comparsa diseñada para aplacar el sonido que debían recoger las cámaras y aparatos de audio, para hacer cuerpo y confundir el sentido del acto con su presencia en el encuadre de las imágenes, tanto de la prensa extranjera como de los periodistas oficiales e independientes que, como objetivo común, tenían todos el deber y el derecho de grabar y recoger los hechos. Tamaña calumnia contra el concepto de pueblo, también contra ese otro grupo que puedo llamar nosotros, los sin comparsa, los que por pensar y expresarse diferente deben estar, momentáneamente, excluidos de toda aceptación y respeto, y que irremediablemente forman parte de ese todo contradictorio que es Cuba.
Eso que los agentes del orden y la policía han decidido llamar PUEBLO, creo, no es una representación total del mismo. Ni creo que el real pueblo cubano tenga tradición de comportase de esa manera. Debo informar que en ningún momento sentí que esa masa estuviera a punto de violentar mi integridad física, aunque sí la de algunas personas que fueron golpeadas, drásticamente empujadas y arrinconadas. Compartí con ellas en la estación policial miradas y apretones de manos ya que nos prohibieron hablar entre nosotros y se les privó de hacer uso de sus teléfonos celulares. Estas medidas prohibitorias, aplicadas sobre “personas protegidas” de una masa un tanto extremista en su conducta, no creo sean orgánicas con relación al trato hosco del que fuimos víctimas en aquella unidad. Es una total lástima que se hayan perdido las imágenes que capturó mi lente, darían muestras de esto a plenitud. Ojalá otras cámaras tengan material que revelen parte de lo acontecido.
Mientras toda la turba rodeaba y casi asfixiaba a Reinaldo Escobar y amigos que se aferraban entre sí para, precariamente, protegerse unos a otros, podíamos ver como parte de la policía nacional revolucionaria, apostada por toda la avenida en pequeños grupos de a dos, tres, cuatro y hasta mayor número, contemplaban la evidente reyerta de agresivos gritos y maneras sin tomar parte. Parecía leerse que las órdenes previas incluían ese hacerse el de la vista gorda con un sector del pueblo del que precisamente se espera, y se le perdonará por parte de las fuerzas represivas, una actitud igualmente represiva, con una total incapacidad para escuchar antes de tomar determinaciones violentas y conformarse un criterio. Ese sector de pueblo que si comete una atrocidad, no será castigado o recriminado, más bien justificado luego como algo que ocurrió: lamentable pero necesario. Como cuando en los años 80 con las salidas migratorias a través del puerto del Mariel, el pueblo azuzado por ya todos saben quien, masacraba con mítines de repudio, huevazos, exclusiones laborales y golpes a quienes decidían marcharse, mientras nuestras fuerzas del orden nunca emitieron una denuncia contra este tipo de acciones ni se les llamó a la cordura y al respeto.
El viernes, como Claudia Cadelo y muchos otros, conocí la ola de terror, lo caro que puede costar la libertad de pensamiento y su orgánica expresión directa. He conocido también que los individuos tienen aunque sea un mínimo poder cuando los amparan justicias naturales, ese poder de no saberse solos, de tener algo que decir y el estar dispuestos a soltarlo por cualquier medio o canal posible. Hoy he reafirmado más que nunca, que toda decisión o idea tiene un altísimo precio y quieras o no, tendrás que pagar en una u otra moneda. La vida siempre nos gana aun cuando en ella se nos contemplen variados éxitos.
sábado, 21 de noviembre de 2009
El Terror (Video)
Foto: AP
La calle tomada por cientos, no me lo esperaba en absoluto. Sé que en cualquier instante dejarán de ser personas y se convertirán en máquinas de reprimir. Silvia y yo dentro de un carro filmamos, la dejo con la cámara en algún punto alejado del ojo del huracán y regreso a 23 y G. Estoy muy asustada, Claudio cámara en mano se mezcla con la prensa internacional. Veo a casi todos mis compañeros de la academia –alumnos y profesores. Le doy un beso a Reinaldo, hace un chiste sobre las televisoras, él y yo, pero no me puedo reír. Quiero decirle – ¡Mandémonos a correr! Sin embargo me callo, estoy en el mundo irracional, la poca cordura que me queda controla mis impulsos.
A mi derecha hay una pared humana y una mujer gesticula, el horizonte no existe. Lo sé, en instantes nos caen arriba, son como cuatrocientos y estoy aterrorizada. Camino para atrás, no puedo evitarlo. La prensa se concentra alrededor de Reinaldo, el aire ya no es respirable. Una de mis compañeras de clase me dice -vamos para allá, están las cámaras –no vayas, le digo, nos van arrasar. Creo que por segundos corro y llego al Riviera, tengo la cabeza a millón…he huido, qué horror. Vuelvo sobre mis pasos, no puedo ni sacar el móvil, la avalancha me pasa por delante gritando ¡Fidel, Fidel! y se los lleva arrastrados a todos. De pronto tengo unos tipos detrás, uno grita con lascivia -¡Esto está bueno hoy!
En una esquina Lía, Vallín e Iván han sobrevivido a La Ola. Ella se aferra a su laptop mientras los otros dos están en una especie de calma reveladora -¡no tienen miedo!- pienso. Más tarde me dijeron que sí estaban asustados, espero algún un día lograr dominarme como ellos.
Lamentablemente ahora mismo no puedo tenerme en el lugar, estoy temblando. Agarro a Lía, paro un taxi y la meto adentro, mando unos twits, le digo al taxista que voy para Nuevo Vedado. Cruza G y le pido que regrese. Doblamos F y le entramos a la Avenida por 21, un Torrente Humano se mueve de izquierda a derecha, jamás he visto cosa más impresionante: hay gritos, piñazos, comparsa, policías, gente histérica, estudiantes y unos cordones de la seguridad del estado que corren haciendo círculos de una lado para otro. El tráfico está desviado por tipos vestidos de civil, un bicicletero delante de nosotros es empujado calle arriba por un seguroso gritón -¡Dale, dale, despeja!
Llamo a Yoani –esto está fuera de control, voy para allá- estoy convencida de que están ya todos inconscientes y nosotras pasaremos la noche llamando a estaciones y recorriendo hospitales. Imagino a Reinado tirado en la calle y a esos salvajes pasándole por encima. El taxista está anonadado, saca un celular y hace unas fotos.
Cuando llego ya Reinado había llamado, no me lo puedo creer pero me callo. Entra por la puerta y lo constato, que digan lo que quieran: están vivos de milagro. Hoy el gobierno ha puesto intencionalmente las vidas de un grupo de personas en peligro. A partir de este instante hago responsable a los órganos de la seguridad del estado y a Raúl Castro por cualquier cosa que pueda sucederle a los que hoy –después de haber sido arrastrados por una horda, golpeados, interrogados y detenidos- han finalmente llegado a sus casas:*
- Marleny González
- Yoan Hernández
- Yadaimí Domínguez
- Frank Paz
- Wilfredo Vallín
- Eugenio Leal
- Pastor Manuel
- Iván García
- Silvio Benítez
- Jose Alberto Álvarez Bravo
- Lilia Castañer Hernández
- Lianelis Villares
- Claudio Fuentes Madan
Hoy he sido cobarde y me lo reprocharé siempre, hoy he descubierto EL TERROR.
*Me faltan algunos nombres de personas que o no conozco o no pude ver, prometo actualizar la lista lo más pronto posible.
Un resumen de todo lo acontecido en Penultimos Días
Nota: Tenemos un video bastante completo de todo lo sucedido, es muy grande y no lo he logrado subir. Mañana lo intentaré de nuevo.
Aquí está el video:
La calle tomada por cientos, no me lo esperaba en absoluto. Sé que en cualquier instante dejarán de ser personas y se convertirán en máquinas de reprimir. Silvia y yo dentro de un carro filmamos, la dejo con la cámara en algún punto alejado del ojo del huracán y regreso a 23 y G. Estoy muy asustada, Claudio cámara en mano se mezcla con la prensa internacional. Veo a casi todos mis compañeros de la academia –alumnos y profesores. Le doy un beso a Reinaldo, hace un chiste sobre las televisoras, él y yo, pero no me puedo reír. Quiero decirle – ¡Mandémonos a correr! Sin embargo me callo, estoy en el mundo irracional, la poca cordura que me queda controla mis impulsos.
A mi derecha hay una pared humana y una mujer gesticula, el horizonte no existe. Lo sé, en instantes nos caen arriba, son como cuatrocientos y estoy aterrorizada. Camino para atrás, no puedo evitarlo. La prensa se concentra alrededor de Reinaldo, el aire ya no es respirable. Una de mis compañeras de clase me dice -vamos para allá, están las cámaras –no vayas, le digo, nos van arrasar. Creo que por segundos corro y llego al Riviera, tengo la cabeza a millón…he huido, qué horror. Vuelvo sobre mis pasos, no puedo ni sacar el móvil, la avalancha me pasa por delante gritando ¡Fidel, Fidel! y se los lleva arrastrados a todos. De pronto tengo unos tipos detrás, uno grita con lascivia -¡Esto está bueno hoy!
En una esquina Lía, Vallín e Iván han sobrevivido a La Ola. Ella se aferra a su laptop mientras los otros dos están en una especie de calma reveladora -¡no tienen miedo!- pienso. Más tarde me dijeron que sí estaban asustados, espero algún un día lograr dominarme como ellos.
Lamentablemente ahora mismo no puedo tenerme en el lugar, estoy temblando. Agarro a Lía, paro un taxi y la meto adentro, mando unos twits, le digo al taxista que voy para Nuevo Vedado. Cruza G y le pido que regrese. Doblamos F y le entramos a la Avenida por 21, un Torrente Humano se mueve de izquierda a derecha, jamás he visto cosa más impresionante: hay gritos, piñazos, comparsa, policías, gente histérica, estudiantes y unos cordones de la seguridad del estado que corren haciendo círculos de una lado para otro. El tráfico está desviado por tipos vestidos de civil, un bicicletero delante de nosotros es empujado calle arriba por un seguroso gritón -¡Dale, dale, despeja!
Llamo a Yoani –esto está fuera de control, voy para allá- estoy convencida de que están ya todos inconscientes y nosotras pasaremos la noche llamando a estaciones y recorriendo hospitales. Imagino a Reinado tirado en la calle y a esos salvajes pasándole por encima. El taxista está anonadado, saca un celular y hace unas fotos.
Cuando llego ya Reinado había llamado, no me lo puedo creer pero me callo. Entra por la puerta y lo constato, que digan lo que quieran: están vivos de milagro. Hoy el gobierno ha puesto intencionalmente las vidas de un grupo de personas en peligro. A partir de este instante hago responsable a los órganos de la seguridad del estado y a Raúl Castro por cualquier cosa que pueda sucederle a los que hoy –después de haber sido arrastrados por una horda, golpeados, interrogados y detenidos- han finalmente llegado a sus casas:*
- Marleny González
- Yoan Hernández
- Yadaimí Domínguez
- Frank Paz
- Wilfredo Vallín
- Eugenio Leal
- Pastor Manuel
- Iván García
- Silvio Benítez
- Jose Alberto Álvarez Bravo
- Lilia Castañer Hernández
- Lianelis Villares
- Claudio Fuentes Madan
Hoy he sido cobarde y me lo reprocharé siempre, hoy he descubierto EL TERROR.
*Me faltan algunos nombres de personas que o no conozco o no pude ver, prometo actualizar la lista lo más pronto posible.
Un resumen de todo lo acontecido en Penultimos Días
Nota: Tenemos un video bastante completo de todo lo sucedido, es muy grande y no lo he logrado subir. Mañana lo intentaré de nuevo.
Aquí está el video:
jueves, 19 de noviembre de 2009
Yoani Sánchez y Barack Obama: Preguntas y Respuestas
Presidente Barack Obama en Generación Y: Agradezco esta oportunidad que me brindas para compartir impresiones contigo y con tus lectores en Cuba y en el mundo, y aprovecho para felicitarte por el premio María Moore Cabot de la Escuela Graduada de Periodismo de la Universidad de Columbia que recibiste por promover el entendimiento mutuo en las Américas mediante tus reportajes. Me decepcionó que se te impidiera viajar para recibir el premio en persona.
Tu blog ofrece al mundo una ventana particular a las realidades de la vida cotidiana en Cuba. Es revelador que el internet les haya ofrecido a ti y a otros valientes blogueros cubanos con un medio tan libre de expresión, y aplaudo estos esfuerzos colectivos para apoderar a sus compatriotas para expresarse a través de la tecnología. El gobierno y el pueblo estadounidense nos unimos a todos ustedes en anticipación del día que todos los cubanos puedan expresarse libre y públicamente sin miedo ni represalias.
Leer la entrevista completa aquí
miércoles, 18 de noviembre de 2009
El Taburete
Foto: Claudio Fuentes Madan
Nunca he participado en una reunión de la juventud y mucho menos en una del partido. Sin embargo puedo imaginar las caras, el ambiente, el aire y las intervenciones de muchos de los presentes. Desde que nací casi toda mi familia se la pasaba de reunión del núcleo en reunión del núcleo.
Por la época de los carteles “El partido es inmortal” por toda la ciudad, los militantes empezaron a llamar sus reuniones “del Inmortal”. Me acostumbré a escuchar frases como “No puedo verte esta tarde, se reúne el Inmortal”. Por la cara de la gente se deducía que aquello era lo más aburrido del universo, supongo que como una asamblea de grupo en la secundaria multiplicada por un millón.
Una de esas amigas contribuyentes de la Inmortalidad, por allá por la época de Elían, todavía levantaba la mano y soltaba sus “críticas constructivas desde dentro” -me consta que ya abandonó el largo camino de la Eternidad. Ese día, como de costumbre por aquellos días, se hablaba del caso del niño. Mi amiga levantó la mano:
- El comandante cuando habla de la escuela de Elián González menciona su pupitre. ¿Es que nadie se ha dado cuenta de que Elián se sienta en una mesa? ¿Por qué no podemos corregir ese error del Comandante, y como ese, muchos más?
Uno de los presentes se levantó con firmeza y sin esperar su turno la desafió:
- Compañera, sepa usted que si Fidel dice taburete… ¡Yo digo TABURETE!
La reunión acabó sin mayores consecuencias, pero desde entonces el hombre es popularmente conocido dentro del núcleo del partido como “El Taburete”.
Nunca he participado en una reunión de la juventud y mucho menos en una del partido. Sin embargo puedo imaginar las caras, el ambiente, el aire y las intervenciones de muchos de los presentes. Desde que nací casi toda mi familia se la pasaba de reunión del núcleo en reunión del núcleo.
Por la época de los carteles “El partido es inmortal” por toda la ciudad, los militantes empezaron a llamar sus reuniones “del Inmortal”. Me acostumbré a escuchar frases como “No puedo verte esta tarde, se reúne el Inmortal”. Por la cara de la gente se deducía que aquello era lo más aburrido del universo, supongo que como una asamblea de grupo en la secundaria multiplicada por un millón.
Una de esas amigas contribuyentes de la Inmortalidad, por allá por la época de Elían, todavía levantaba la mano y soltaba sus “críticas constructivas desde dentro” -me consta que ya abandonó el largo camino de la Eternidad. Ese día, como de costumbre por aquellos días, se hablaba del caso del niño. Mi amiga levantó la mano:
- El comandante cuando habla de la escuela de Elián González menciona su pupitre. ¿Es que nadie se ha dado cuenta de que Elián se sienta en una mesa? ¿Por qué no podemos corregir ese error del Comandante, y como ese, muchos más?
Uno de los presentes se levantó con firmeza y sin esperar su turno la desafió:
- Compañera, sepa usted que si Fidel dice taburete… ¡Yo digo TABURETE!
La reunión acabó sin mayores consecuencias, pero desde entonces el hombre es popularmente conocido dentro del núcleo del partido como “El Taburete”.
lunes, 16 de noviembre de 2009
Pobres Vacas
Me recibió en la puerta así -¡tienes que ver esto, las vacas con la cabeza en aire acondicionado, porque dan más leche! Por supuesto no entendí nada. ¿Qué vacas, qué leche, qué aire acondicionado? Para colmo los tres productos me son poco familiares: nunca veo vacas, rara vez tomo leche y el aire acondicionado es uno de mis objetivos a alcanzar antes de los cuarenta.
Se trataba de unas imágenes de archivo de los años sesenta. Fidel Castro parecía haber descubierto que si las vacas tenían la cabeza introducida en la climatización mientras el resto del cuerpo continuaba a temperatura ambiente…producirían más leche.
Casi no podía creérmelo, comprendí que la locura de la mesa redonda había empezado 30 años antes de que yo naciera. El delirio fue cotidiano desde 1959 y el experimento, más allá del género humano, ha perturbado también el reino animal.
Se trataba de unas imágenes de archivo de los años sesenta. Fidel Castro parecía haber descubierto que si las vacas tenían la cabeza introducida en la climatización mientras el resto del cuerpo continuaba a temperatura ambiente…producirían más leche.
Casi no podía creérmelo, comprendí que la locura de la mesa redonda había empezado 30 años antes de que yo naciera. El delirio fue cotidiano desde 1959 y el experimento, más allá del género humano, ha perturbado también el reino animal.
viernes, 13 de noviembre de 2009
jueves, 12 de noviembre de 2009
Regreso a la cotidianidad
Foto: Claudio Fuentes Madan
Los días pasan y todo va volviendo a ser como antes. Yoani aun en muletas y Orlando que se niega a ir al médico, aun así las calles se van pareciendo de nuevo a las calles de mi ciudad. La Habana de los miedos solapados, de la pobreza que nadie quiere ver, de la policía reprimiendo y corrompiendo, de la seguridad gatuna, de la gente sin Fe, del arte decadente.
De nuevo los minutos de libertad se cuentan en la hora y media de tanda del Chaplin durante el ciclo de cine polaco. Otra vez viene mi amigo a pedirme la versión actualizada de Voces Cubanas. La gente habla de la situación económica y bajito esgrimen, mirando de soslayo, la política fracasada del gobierno.
Voy en la guagua y veo a los niños del MININT, creo que no llegan a 18, con la misma cara de abulia que tienen todos los demás. No puedo dejar de preguntarme hasta dónde llega la irracionalidad de los padres. Sonrío cada vez que los protagonistas de la indisciplina social a pequeña escala (en el P4 somos la mayoría por mucho) le dan el dinero al chofer y no lo echan en la alcancía, dándole en la cara a todos esos spots televisivos que dicen que al pobre chofer no hay que darle nada: todo para Papá Estado, Señor Absoluto.
Voy cayendo de nuevo en mí y miro a la gente a mi alrededor. Cansados y sudados regresan a sus casas, unos muchachos delante de mí explican cómo conectar dos computadoras en red, lo retengo por si un día me hace falta: partir el cable, luego unir el primero con el sexto y el segundo con el cuarto. Me los imagino salvando a unos civiles de unos secuestradores indocumentados que dicen ser el poder supremo. Algo me dice que no falta demasiado para que lleguemos todos a ese punto, para que la solidaridad ciudadana florezca en esta islita.
Los días pasan y todo va volviendo a ser como antes. Yoani aun en muletas y Orlando que se niega a ir al médico, aun así las calles se van pareciendo de nuevo a las calles de mi ciudad. La Habana de los miedos solapados, de la pobreza que nadie quiere ver, de la policía reprimiendo y corrompiendo, de la seguridad gatuna, de la gente sin Fe, del arte decadente.
De nuevo los minutos de libertad se cuentan en la hora y media de tanda del Chaplin durante el ciclo de cine polaco. Otra vez viene mi amigo a pedirme la versión actualizada de Voces Cubanas. La gente habla de la situación económica y bajito esgrimen, mirando de soslayo, la política fracasada del gobierno.
Voy en la guagua y veo a los niños del MININT, creo que no llegan a 18, con la misma cara de abulia que tienen todos los demás. No puedo dejar de preguntarme hasta dónde llega la irracionalidad de los padres. Sonrío cada vez que los protagonistas de la indisciplina social a pequeña escala (en el P4 somos la mayoría por mucho) le dan el dinero al chofer y no lo echan en la alcancía, dándole en la cara a todos esos spots televisivos que dicen que al pobre chofer no hay que darle nada: todo para Papá Estado, Señor Absoluto.
Voy cayendo de nuevo en mí y miro a la gente a mi alrededor. Cansados y sudados regresan a sus casas, unos muchachos delante de mí explican cómo conectar dos computadoras en red, lo retengo por si un día me hace falta: partir el cable, luego unir el primero con el sexto y el segundo con el cuarto. Me los imagino salvando a unos civiles de unos secuestradores indocumentados que dicen ser el poder supremo. Algo me dice que no falta demasiado para que lleguemos todos a ese punto, para que la solidaridad ciudadana florezca en esta islita.
lunes, 9 de noviembre de 2009
Prefiero víctima que verdugo
Foto: Fotos Cuba Hoy
No quería escribir, mi paranoia me decía que debía esperar a estar otra vez en mis cabales. Estas últimas 48 horas he estado irascible, hiriente, histérica, comprensiva, maternal y con instintos asesinos… he querido matar y he querido salvar. Me he sentido agradecida hacia la policía por protegerme de la seguridad del estado y he querido arrasar con ese cuerpo que responde ante las órdenes de desconocidos. He deseado estar en el cuerpo de Yoani y sufrir el dolor, me he sentido merecedora de piñazos o digna de liderar el Juicio Final. Me he imaginado capaz de taladrarle la cabeza a los que golpearon el viernes a Yoani y a Orlando y a mí no, y me he preguntado por qué. He perdonado y he vuelto a juzgar.
He sentido la culpa y he culpado, me he preguntado tantas cosas que no me da tiempo a responderme. Traté de reconstruir los hechos dos millones de veces pero creo que las lagunas son cada vez peores. No recuerdo qué twittié de la patrulla, no sé si el primer twitt fue cuando me agarraba con fervor de la cintura de Yoani o cuando veía sus piernas colgando del carro negro de la seguridad. No recuerdo si llamé, si no llamé, a quién llamé. No evoco ni siquiera la cara del seguroso que iba a mi lado. Lo que sé es que aguantaba las ganas de vomitar todo el tiempo, me arrepiento de no haberle echado todo el café que tenía en el estómago a mi represor encima…en ese momento trataba de parecer fuerte.
Una amiga escritora me dijo: Para qué esperas, cada vez que escribes te desdoblas, no hay nada que puedas ocultar. Tiene razón, da igual que lo sepan: la brutalidad me confunde, el abuso me da ganas de llorar, la injusticia me descoloca y he tenido que luchar estas últimas horas con un Odio profundo que me quiere colmar.
Una sola imagen me libera, imagino el diálogo del quebrantahuesos con su hijo:
- Papá, ¿qué te enseñaron en la academia?
- Me enseñaron a dar golpes muy duro sin que quedaran marcas.
Entonces se me acaba la furia y la roña, porque una profesión tan ruin y deleznable, no despierta ningún sentimiento en mí.
No quería escribir, mi paranoia me decía que debía esperar a estar otra vez en mis cabales. Estas últimas 48 horas he estado irascible, hiriente, histérica, comprensiva, maternal y con instintos asesinos… he querido matar y he querido salvar. Me he sentido agradecida hacia la policía por protegerme de la seguridad del estado y he querido arrasar con ese cuerpo que responde ante las órdenes de desconocidos. He deseado estar en el cuerpo de Yoani y sufrir el dolor, me he sentido merecedora de piñazos o digna de liderar el Juicio Final. Me he imaginado capaz de taladrarle la cabeza a los que golpearon el viernes a Yoani y a Orlando y a mí no, y me he preguntado por qué. He perdonado y he vuelto a juzgar.
He sentido la culpa y he culpado, me he preguntado tantas cosas que no me da tiempo a responderme. Traté de reconstruir los hechos dos millones de veces pero creo que las lagunas son cada vez peores. No recuerdo qué twittié de la patrulla, no sé si el primer twitt fue cuando me agarraba con fervor de la cintura de Yoani o cuando veía sus piernas colgando del carro negro de la seguridad. No recuerdo si llamé, si no llamé, a quién llamé. No evoco ni siquiera la cara del seguroso que iba a mi lado. Lo que sé es que aguantaba las ganas de vomitar todo el tiempo, me arrepiento de no haberle echado todo el café que tenía en el estómago a mi represor encima…en ese momento trataba de parecer fuerte.
Una amiga escritora me dijo: Para qué esperas, cada vez que escribes te desdoblas, no hay nada que puedas ocultar. Tiene razón, da igual que lo sepan: la brutalidad me confunde, el abuso me da ganas de llorar, la injusticia me descoloca y he tenido que luchar estas últimas horas con un Odio profundo que me quiere colmar.
Una sola imagen me libera, imagino el diálogo del quebrantahuesos con su hijo:
- Papá, ¿qué te enseñaron en la academia?
- Me enseñaron a dar golpes muy duro sin que quedaran marcas.
Entonces se me acaba la furia y la roña, porque una profesión tan ruin y deleznable, no despierta ningún sentimiento en mí.
viernes, 6 de noviembre de 2009
Violencia contra la No violencia
Viernes de academia blogger, terminamos la clase de cultura cubana con Miriam. Ambiente relajado: los Taínos y los mitos. Antes de irse Iván me dijo -Nos vemos a las cinco y media. Nos enteramos por los amigos, sabíamos que Aldo, Luis Eligio, Amaury y otros jóvenes iban a caminar hoy por 23 y G hasta L con carteles contra la violencia. Una marcha cívica en un país donde el civismo ha sido secuestrado por el totalitarismo, donde el poder ha envejecido y los últimos estertores de un sistema que se derrumba son una respuesta ciega, pura pataleta.
Nos quedamos Orlando Luis, su novia, Yoani y yo recogiendo y haciendo tiempo para la marcha. Salimos de la casa nerviosos pero convencidos de que no estaríamos solos. Por la calle G Orlando iba haciendo chistes que no puedo recordar pero que me hacían reír a carcajadas. Un hombre se masturbaba a pleno día en Zapata, La Habana se veía igual que siempre.
La parada del P11 estaba repleta, 27 y G, la esquina desde donde único se puede coger algo que te lleve para Alamar. El carro apareció de la nada, chapa amarilla, modelo chino y nuevo: dinero para reprimir. Vamos a ir cómodos, me dijo Yoani en broma y los tipos se bajaron con cara de no estar cómodos, debe ser triste ser un matón. Nos negamos a subir al carro, eran tres y nos amenazaban:
- Suban al carro ahora.
- Déjennos ver sus documentos o traigan un uniformado.
Orlando tenía su celular en la mano. “Pardo no grabes” -dijo el de la camisa anaranjada- y saqué el mío. Nadie me hacía caso, mandé el primer twitt…
Llegó una patrulla en menos de tres minutos, una pareja de policías –mujer y hombre- miraban anonadados la escena. Cumplían las órdenes ligeramente en cámara lenta, ella me dijo:
- No te resistas.
- Ellos están indocumentados- se me ocurrió aclararle.
Yoani se agarraba de un matojo, yo de la cintura de Yoani y la mujer me halaba por una pierna. A Orlando ya lo habían arrastrado, quedó fuera de mi campo visual. Un hombre en la parada miraba con cara de terror, la gente no dijo ni media palabra. La oficial, muy joven, me hizo una llave que me dejó inmovilizada, podía haber pataleado un poco pero me quedé atónita al ver las piernas de Yoani salirse por la ventanilla de atrás del carro de la seguridad del estado.
Me metió de un gesto en la patrulla mientras yo gritaba: ¡Yoani, Yoani! Pero me di cuenta de que nadie podía oírme, todo estaba herméticamente cerrado, la mujer de Orlando forcejeaba con el policía, el cuerpo de Yoani era metido a empujones de cabeza en el carro y el teléfono de Orlando salió volando por la ventanilla…mandé el segundo Twitt, con la esperanza de que alguien entendiera lo que malamente yo lograba teclear.
La muchacha policía se montó en la patrulla y me dijo:
- ¿Por qué te has resistido? No queremos darles golpes.
- Casi me rompes la camisa -dijo el otro de la PNR- mientras metía a la novia de Orlando en el carro.
Se veían avergonzados, por un momento creí que nos pedirían disculpas:
- ¿Ustedes tienen sus carnets encima? -dijo ella casi dulcemente- y nos pasó el teléfono de Orlando que sonaba sin parar.
Desgraciadamente llegó el de la camisa anaranjada, se subió y cerró la puerta… me cayó al lado. Los policías se callaron y empezó el diálogo:
- Claudia, apaga el teléfono.
- Olvídalo.
- Qué asco -dijo la novia de Orlando.
El resto puro insulto, bronca surrealista.
- Tu nombre no pasará a la historia -señaló.
- No me importa, pero tú ni siquiera tienes nombre. Cuando me baje del carro viro para G.
- Entonces será peor.
- Tus amenazas son tu miedo. Están en el fin.
- Payasa.
Poner un pie en la esquina de la casa de Yoani me dio mareo, no había luz en el edificio, no podía dar con el móvil de nadie y me estaba quedando sin saldo. En eso entró la primera llamada con un 00 delante y supe que nada había sido en vano, aun si todos habíamos sido arrestados y la marcha suspendida. Cuando más tarde vi el video que Ciro me trajo lo supe con certeza: están perdidos, la cuenta es regresiva.
jueves, 5 de noviembre de 2009
El Tabo de 2009
Están retransmitiendo Su propia guerra por la televisión y me parece que estoy viendo una serie extraterrestre, de un país donde la gente habla y se mueve como en el mío pero que no lo es. Una especie de novela de Ray Bradbury, donde los alienígenas son idénticos a nosotros salvo por pequeños detalles, porque son nosotros pero en otro tiempo y en otro espacio. Quizás podría también compararla a un Discovery Chanel donde nos explicarían que el hombre pobló dos veces la tierra, el documental ahondaría en la civilización de aquel homo sapiens que una vez, antes de un desastre natural x, ocupó el mundo en el que nosotros vivimos ahora, millones de años después.
El pobre Tabo de hoy no estaría orgulloso de ser informante de la policía, chantajeado por la PNR buscaría desesperadamente la manera de montarse en una balsa para salir echando del país antes de que lo descubrieran en el barrio. Su esposa, que cuando no era malhechor pasaba hambre y no podía alimentar a su hija, jamás le habría preguntado de dónde salía el dinero que traía a la casa y su humor, lejos de empeorar por las nuevas relaciones de su compañero, se habría endulzado. Nunca él hubiera podido decirle que era de la PNR, pues el divorcio habría sido ipso facto.
Con buena suerte y aprovechando su posición privilegiada en ambos bandos, nuestro héroe de 2009 quizás encontraría la manera de hacerse de un tercer “negocito” que le permitiera tocar a los metas* para que lo dejaran avanzar y lo protegieran. Con el tiempo acogería en su red de corrupción “no registrada” a la misma cantidad de policías que de delincuentes.
*Meta: Policía
El pobre Tabo de hoy no estaría orgulloso de ser informante de la policía, chantajeado por la PNR buscaría desesperadamente la manera de montarse en una balsa para salir echando del país antes de que lo descubrieran en el barrio. Su esposa, que cuando no era malhechor pasaba hambre y no podía alimentar a su hija, jamás le habría preguntado de dónde salía el dinero que traía a la casa y su humor, lejos de empeorar por las nuevas relaciones de su compañero, se habría endulzado. Nunca él hubiera podido decirle que era de la PNR, pues el divorcio habría sido ipso facto.
Con buena suerte y aprovechando su posición privilegiada en ambos bandos, nuestro héroe de 2009 quizás encontraría la manera de hacerse de un tercer “negocito” que le permitiera tocar a los metas* para que lo dejaran avanzar y lo protegieran. Con el tiempo acogería en su red de corrupción “no registrada” a la misma cantidad de policías que de delincuentes.
*Meta: Policía
martes, 3 de noviembre de 2009
Paloma de Libertad
Foto: Claudio Fuentes Madan
En la primaria se burlaba de mí porque yo no decía malas palabras, en sexto grado fue Beso de la Patria y para cuando entramos en la secundaria me caía como una patada en el pecho. Mi malestar no era porque yo fuera gusana desde pequeña, sino porque me parecía que la del Beso de la Patria debía ser yo, que bastantes comunicados había escrito y leído, además ella era linda con Paladar y yo gorda con padre caído en desgracia.
Pero la secundaria nos tiró juntas en un campo de boniato, una al lado de la otra desyerbando infinitos surcos, jugando con los gusanos y estrenando juntas el título de Brigada Incumplidora: nos hicimos amigas. En tres años cambiamos de niñas a adolescentes juntas y no hay un instante entre mis 12 y mis 14 en el que no hubiera estado–en las buenas y en las malas- a mi lado. En noveno grado –a pesar de nuestras buenas notas- ya éramos negativamente famosas: oír Rock, leer novelas "complicadas" y ser lo más excéntricas posibles nos costó caro, a mí en la casa y a ella en la escuela.
A los 14 años le hicieron un Consejo Disciplinario en el aula, algunos alumnos se levantaron y la denunciaron: fuma, oye rock and roll, se fuga, habla cosas indebidas, se reúne con elementos antisociales, etc. Aunque tuvo 100 de promedio no pudo ser la primera del escalafón, la relegaron al tercer lugar. Ese mismo año su familia se ganó el bombo y se fueron todos para Estados Unidos, estuvimos casi diez años sin vernos y aunque ya no aspiramos ni a ser Beso de la Patria ni a entender el origen del universo –entre otras ambiciones- seguimos siendo amigas.
Vino hace poco y se puso en contacto con el grupo de la secundaria, aquel que un día quiso sacarle sus derechos académicos a fuerza de ideología extremista. A mi amiga ya no le importa, llamó en nombre de los viejos tiempos, de la adolescencia perdida y de la nostalgia. Sin embargo una de las muchachas que más la apuntó con su dedo no lo había olvidado. Para la antigua denunciante todo aquello significaba algo más: quitarse del pecho la culpa del represor, del delator, del injusto. Le pidió disculpas a la antigua vilipendiada y yo sé que a partir de ese día, respira mejor. Me alegro por las dos.
En la primaria se burlaba de mí porque yo no decía malas palabras, en sexto grado fue Beso de la Patria y para cuando entramos en la secundaria me caía como una patada en el pecho. Mi malestar no era porque yo fuera gusana desde pequeña, sino porque me parecía que la del Beso de la Patria debía ser yo, que bastantes comunicados había escrito y leído, además ella era linda con Paladar y yo gorda con padre caído en desgracia.
Pero la secundaria nos tiró juntas en un campo de boniato, una al lado de la otra desyerbando infinitos surcos, jugando con los gusanos y estrenando juntas el título de Brigada Incumplidora: nos hicimos amigas. En tres años cambiamos de niñas a adolescentes juntas y no hay un instante entre mis 12 y mis 14 en el que no hubiera estado–en las buenas y en las malas- a mi lado. En noveno grado –a pesar de nuestras buenas notas- ya éramos negativamente famosas: oír Rock, leer novelas "complicadas" y ser lo más excéntricas posibles nos costó caro, a mí en la casa y a ella en la escuela.
A los 14 años le hicieron un Consejo Disciplinario en el aula, algunos alumnos se levantaron y la denunciaron: fuma, oye rock and roll, se fuga, habla cosas indebidas, se reúne con elementos antisociales, etc. Aunque tuvo 100 de promedio no pudo ser la primera del escalafón, la relegaron al tercer lugar. Ese mismo año su familia se ganó el bombo y se fueron todos para Estados Unidos, estuvimos casi diez años sin vernos y aunque ya no aspiramos ni a ser Beso de la Patria ni a entender el origen del universo –entre otras ambiciones- seguimos siendo amigas.
Vino hace poco y se puso en contacto con el grupo de la secundaria, aquel que un día quiso sacarle sus derechos académicos a fuerza de ideología extremista. A mi amiga ya no le importa, llamó en nombre de los viejos tiempos, de la adolescencia perdida y de la nostalgia. Sin embargo una de las muchachas que más la apuntó con su dedo no lo había olvidado. Para la antigua denunciante todo aquello significaba algo más: quitarse del pecho la culpa del represor, del delator, del injusto. Le pidió disculpas a la antigua vilipendiada y yo sé que a partir de ese día, respira mejor. Me alegro por las dos.
sábado, 31 de octubre de 2009
El Ministerio y yo
Es la tercera vez que una institución o ministerio me niega la entrada a un lugar de acceso libre. Parece que algunos bloggers independientes hemos sido excluidos “extraoficialmente” de los eventos culturales cubanos. Digo “extraoficialmente” porque aun no me han mostrado un documento oficial con mi nombre completo y mi número de carnet de identidad que diga: Esta institución niega la admisión de Fulanito de tal, Siclano y Esperanzejo, según la legislación tal de la ley tal y el derecho tal que tiene este centro. No tienen mi foto y los custodios no conocen mi nombre, no hay una lista que decrete que yo soy persona non grata.
Yo le exijo al Ministerio de Cultura que emita dicha lista, que aclaren las razones por las que no puedo asistir a conciertos y participar en debates, que den la cara y dejen de ampararse en el vago concepto La institución se reserva el derecho de admisión. Yo quiero que Abel Prieto articule legalmente esta exclusión para así yo poder, legalmente también, ponerle una demanda al Ministerio de Cultura por discriminación cultural e ideológica. Yo quiero que los funcionarios acaben de quitarse la careta sin nombre y asuman que la política cultural cubana es excluyente y discriminatoria, pongan las cartas sobre la mesa y los puntos sobre las ies, dejen de usar la burocracia como escudo y a los custodios como infantería. Yo quiero que alguien me explique de qué manera humana una institución pública –del pueblo- se puede reservar el derecho de admisión y cuáles son las condiciones que rigen dicho derecho.
jueves, 29 de octubre de 2009
Ahora mismo en el Fresa y Chocolate (Update video)
Un grupo de personas entre las que me cuento no pueden acceder al debate sobre Internet que se realiza desde las cuatro de la tarde en la Sala Fresa y Chocolate, organizado por la revista Temas. Al principio éramos unos 10 –algunos bloggers independientes y otros que no conozco- ahora se acumulan contra la reja unas 30 personas.
El ICAIC se reserva el derecho de admisión según informan los custodios. Aquí les dejo unas fotos, veré si después puedo subir más información.
El debate existe, pero de la puerta del Fresa y Chocolate para afuera…no obstante, tendrán sorpresas.
martes, 27 de octubre de 2009
¿Por qué depuración?
Foto: Claudio Fuentes Madan
Casi todos los países tienen un gobierno más o menos corrupto pero que cada quinquenio, aproximadamente, cambia, y además responde de sus acciones ante un poder civil. Tienen servicios secretos que se ocupan de proteger los intereses del país ante posibles injerencias externas, ante corrupción entre sus ministros y cuadros, entre otras cosas complicadas y burocráticas; bajo ningún concepto tienen incluido en su contenido de trabajo medir el grado de libertad de sus ciudadanos para reprimirlos, filtrarlos de acuerdo a su perfil político, ocuparse de lo que hablan los civiles o ver si se reúnen libremente. En lugar de ocuparse de “negar” las salidas del país, impedir la entrada de ciudadanos a eventos culturales, fustigar a artistas y escritores por su obra, separar de su puesto de trabajo a la gente debido a posturas ideológicas, entre otras “actividades” en las que nuestros ministerios se especializan, los de países menos paranoicos desempeñan funciones más loables, de acuerdo a la ley del país y al perfil que les corresponda.
Es por eso que considero que para que en Cuba la transición sea hacia una sociedad abierta y no hacia una sociedad “con algunas salidas de emergencia”, algunas de las personas que hoy ocupan cargos públicos y de poder en el gobierno podrían tomarse unas buenas vacaciones y dedicarse, por ejemplo, a la prestación de servicios –que para entonces no será tan difícil agenciarse una licencia.
Resulta obvio que esta pequeña isla desde hace algún tiempo no es gobernada solamente por dos ancianos, sino que muchos de los cuadros medios y altos del PCC y la CI mantienen el status quo y disfrutan del poder casi al mismo nivel que los clásicos, pero de manera más solapada. Es evidente que la persona que hoy decide que Yoani Sánchez no puede viajar no puede seguir ocupando cargos de toma de decisiones en una Cuba plural, donde todos tengamos los mismos derechos más allá de nuestra ideología. Un funcionario que desde su puesto ampara con sus arbitrajes la corrupción y la delincuencia, no puede pues tener la responsabilidad de encausar el vicio social. Depurar no significa discriminar ni despreciar, pero si en la Asamblea Nacional del Poder Popular continúan las mismas personas que hoy aplauden y levantan la mano, no creo que el cambio en Cuba tenga demasiado éxito.
Casi todos los países tienen un gobierno más o menos corrupto pero que cada quinquenio, aproximadamente, cambia, y además responde de sus acciones ante un poder civil. Tienen servicios secretos que se ocupan de proteger los intereses del país ante posibles injerencias externas, ante corrupción entre sus ministros y cuadros, entre otras cosas complicadas y burocráticas; bajo ningún concepto tienen incluido en su contenido de trabajo medir el grado de libertad de sus ciudadanos para reprimirlos, filtrarlos de acuerdo a su perfil político, ocuparse de lo que hablan los civiles o ver si se reúnen libremente. En lugar de ocuparse de “negar” las salidas del país, impedir la entrada de ciudadanos a eventos culturales, fustigar a artistas y escritores por su obra, separar de su puesto de trabajo a la gente debido a posturas ideológicas, entre otras “actividades” en las que nuestros ministerios se especializan, los de países menos paranoicos desempeñan funciones más loables, de acuerdo a la ley del país y al perfil que les corresponda.
Es por eso que considero que para que en Cuba la transición sea hacia una sociedad abierta y no hacia una sociedad “con algunas salidas de emergencia”, algunas de las personas que hoy ocupan cargos públicos y de poder en el gobierno podrían tomarse unas buenas vacaciones y dedicarse, por ejemplo, a la prestación de servicios –que para entonces no será tan difícil agenciarse una licencia.
Resulta obvio que esta pequeña isla desde hace algún tiempo no es gobernada solamente por dos ancianos, sino que muchos de los cuadros medios y altos del PCC y la CI mantienen el status quo y disfrutan del poder casi al mismo nivel que los clásicos, pero de manera más solapada. Es evidente que la persona que hoy decide que Yoani Sánchez no puede viajar no puede seguir ocupando cargos de toma de decisiones en una Cuba plural, donde todos tengamos los mismos derechos más allá de nuestra ideología. Un funcionario que desde su puesto ampara con sus arbitrajes la corrupción y la delincuencia, no puede pues tener la responsabilidad de encausar el vicio social. Depurar no significa discriminar ni despreciar, pero si en la Asamblea Nacional del Poder Popular continúan las mismas personas que hoy aplauden y levantan la mano, no creo que el cambio en Cuba tenga demasiado éxito.
sábado, 24 de octubre de 2009
Mi Suzuki
Foto: Claudio Fuentes Madan
Tomado de la Saga El Ciro versus La Seguridad del Estado
Fui a visitar a mi abuela a Santa Fe. La vieja tiene 193 años y piensa que es hora de beneficiar a su familia con bienes que ya no usa. Fue así que me dio la noticia de que me dejaba la moto de su sobrino, que había salido ilegalmente del país hacia tres años y que no le permitían regresar pues estaba acusado de deserción de las filas del MININT.
Cual no sería mi sorpresa cuando vi que se trataba nada más y nada menos que de una Suzuki (vehículo clásico de la seguridad del estado). ¡Dios mío! ¿Ahora qué pinga hago yo con esto? No podía despreciarle el regalo a mi abuela, capaz que le diera un infarto, así que le di las gracias.
- Gracias abuela, voy a llamar un camión para que venga a recogerla.
- No mi nieto, si la moto está al quilo, te puedes ir montado.
Aquellas palabras retumbaron en mi mente. Montado en una Suzuki desde Santa Fe hasta el Vedado. ¿Y si alguien me ve montado ahí? ¡Qué va!
- Monta, monta - decía mi abuela- y después me dices cómo llegaste.
-Está bien abuela.
-¿Pero por qué lloras mijito?
-De la emoción, abuela, de la emoción.
Me monté en aquello y salí que jode por toda 5ta Avenida. Todas las caras me perecían conocidas así que le metía cada vez más muñeca al acelerador. Un policía sacándome la mano...mierda...paro y me dispongo a sacar el carnet pero de un salto ¡Pum! se me monta atrás.
-Déjame por allá delante que voy tarde -dijo tranquilamente.
Manda pinga esta, en Suzuki y con un policía montado atrás. En el semáforo de la rotonda me coge la roja. Al lado mío se detiene un almendrón con pasajeros y siento una voz:
- Oiga, ¿usted no es el de Porno para Ricardo? -tres muchachitos se apiñaban en la ventanilla mirando estupefactos.
- No, no, no, no soy yo- respondí.
-Yo creo que es él -dijo el otro.
-¡Que no, que no soy yo repinga!
Pusieron la verde y me fui como un bólido.
- Ah, usted es de Porno para Ricardo, siempre supe que tenía que haber ahí alguien de los nuestros -dijo el policía.
- Sí, bueno...usted sabe... nosotros siempre infiltrándolo todo.
- Mire déjeme por aquí que ya estoy cerca y suerte con el trabajo.
Se bajó y se fue. Esto no podía continuar. Me bajé de la Suzuki y paré un camión que me la llevó hasta la casa.
-¿Cuánto le debo? -pregunté al camionero.
-¿Ah pero me va a pagar, oficial?
-¡Tu puta madre! ¡Coge! -y le puse un billete en el bolsillo.
Entré la Suzuki y llamé inmediatamente a la CI:
-Vengan, vengan, tengo algo urgente que hablar con ustedes.
Llegaron en 2 minutos y 25 segundos, parecía que estaban a 20 metros.
- Bien Ciro, nos alegra que al fin estés dispuesto a cooperar, queremos saber c...
-No es eso. Lo que me hace falta es darle camino a esto -interrumpí señalando la moto.- Es que me da pena que me vean montado en esa cosa y como a ustedes no les importa quizá me la quieran cambiar por algo más modestico, no sé...una Carpati...cualquier mierda.
Se miraron.
-Óigame, nosotros no estamos aquí de traficantes de motos. ¡Escuchó! -gritó uno.
-¿Una Carpati dijo usted? -preguntó el otro- Yo tengo una Carpati.
- ¡Pero Alejandro! que diga... ¡Rodney!
- Oye ese cambio es gato por león -replicó Alejandro, que diga, Rodney.- Mire Ciro, que esto quede aquí, mañana mismo le traigo la Carpati y me llevo la Suzuki.
- Trato hecho. Y ahora, ¡fuera de mi casa!
Se cierra la puerta y suena el teléfono: ¡Ring!
- Oigo.
- Hola, con Ciro por favor.
- Es el que habla.
- Oye me dijeron que te vieron hoy por Quinta Avenida...
Tomado de la Saga El Ciro versus La Seguridad del Estado
Fui a visitar a mi abuela a Santa Fe. La vieja tiene 193 años y piensa que es hora de beneficiar a su familia con bienes que ya no usa. Fue así que me dio la noticia de que me dejaba la moto de su sobrino, que había salido ilegalmente del país hacia tres años y que no le permitían regresar pues estaba acusado de deserción de las filas del MININT.
Cual no sería mi sorpresa cuando vi que se trataba nada más y nada menos que de una Suzuki (vehículo clásico de la seguridad del estado). ¡Dios mío! ¿Ahora qué pinga hago yo con esto? No podía despreciarle el regalo a mi abuela, capaz que le diera un infarto, así que le di las gracias.
- Gracias abuela, voy a llamar un camión para que venga a recogerla.
- No mi nieto, si la moto está al quilo, te puedes ir montado.
Aquellas palabras retumbaron en mi mente. Montado en una Suzuki desde Santa Fe hasta el Vedado. ¿Y si alguien me ve montado ahí? ¡Qué va!
- Monta, monta - decía mi abuela- y después me dices cómo llegaste.
-Está bien abuela.
-¿Pero por qué lloras mijito?
-De la emoción, abuela, de la emoción.
Me monté en aquello y salí que jode por toda 5ta Avenida. Todas las caras me perecían conocidas así que le metía cada vez más muñeca al acelerador. Un policía sacándome la mano...mierda...paro y me dispongo a sacar el carnet pero de un salto ¡Pum! se me monta atrás.
-Déjame por allá delante que voy tarde -dijo tranquilamente.
Manda pinga esta, en Suzuki y con un policía montado atrás. En el semáforo de la rotonda me coge la roja. Al lado mío se detiene un almendrón con pasajeros y siento una voz:
- Oiga, ¿usted no es el de Porno para Ricardo? -tres muchachitos se apiñaban en la ventanilla mirando estupefactos.
- No, no, no, no soy yo- respondí.
-Yo creo que es él -dijo el otro.
-¡Que no, que no soy yo repinga!
Pusieron la verde y me fui como un bólido.
- Ah, usted es de Porno para Ricardo, siempre supe que tenía que haber ahí alguien de los nuestros -dijo el policía.
- Sí, bueno...usted sabe... nosotros siempre infiltrándolo todo.
- Mire déjeme por aquí que ya estoy cerca y suerte con el trabajo.
Se bajó y se fue. Esto no podía continuar. Me bajé de la Suzuki y paré un camión que me la llevó hasta la casa.
-¿Cuánto le debo? -pregunté al camionero.
-¿Ah pero me va a pagar, oficial?
-¡Tu puta madre! ¡Coge! -y le puse un billete en el bolsillo.
Entré la Suzuki y llamé inmediatamente a la CI:
-Vengan, vengan, tengo algo urgente que hablar con ustedes.
Llegaron en 2 minutos y 25 segundos, parecía que estaban a 20 metros.
- Bien Ciro, nos alegra que al fin estés dispuesto a cooperar, queremos saber c...
-No es eso. Lo que me hace falta es darle camino a esto -interrumpí señalando la moto.- Es que me da pena que me vean montado en esa cosa y como a ustedes no les importa quizá me la quieran cambiar por algo más modestico, no sé...una Carpati...cualquier mierda.
Se miraron.
-Óigame, nosotros no estamos aquí de traficantes de motos. ¡Escuchó! -gritó uno.
-¿Una Carpati dijo usted? -preguntó el otro- Yo tengo una Carpati.
- ¡Pero Alejandro! que diga... ¡Rodney!
- Oye ese cambio es gato por león -replicó Alejandro, que diga, Rodney.- Mire Ciro, que esto quede aquí, mañana mismo le traigo la Carpati y me llevo la Suzuki.
- Trato hecho. Y ahora, ¡fuera de mi casa!
Se cierra la puerta y suena el teléfono: ¡Ring!
- Oigo.
- Hola, con Ciro por favor.
- Es el que habla.
- Oye me dijeron que te vieron hoy por Quinta Avenida...
jueves, 22 de octubre de 2009
Confusión
Foto: Claudio Fuentes Madan
El tema Cuba le saca espinas a la gente, discusiones acaloradas en la que uno ya no sabe ni qué dijo ni lo que le contestaron. En estos días tuve una histórica en la que un gran amigo mío terminó gritándome ¡Comunista! Lo que provocó, como es lógico, la risa de los presentes y a mí un poco de tristeza, por lo absurdo de la situación. No recuerdo el tema de la contienda, quizás estuviese relacionado con el embargo económico pero no estoy segura. Al final los dos estábamos de acuerdo en la mayoría de los puntos y por algún misterio no lo lográbamos comprender.
Así anda la gente por aquí – y me incluyo en la lista- emociones a flor de piel, dolor incontenible, cero racionalidad. En una discusión entre socios es divertido, pero cuando miras por la ventana te das cuenta de que el nivel de confusión llega al cielo.
La desinformación y el abuso de temas políticos polarizados en la prensa y la televisión se han trastocado en incomunicación en las relaciones personales: padres que no le hablan a sus hijos, “la política” como tema tabú en una mesa familiar, el descontento disfrazado de cotidianeidad.
Tenemos un gobierno tan paternal que para con controlar nuestros movimientos y nuestra libertad de expresión ha llegado incluso a calar dentro de nuestros sentimientos, a prevenir nuestros diálogos, a usar la confusión ciudadana como arma, con el único objetivo de sustentar su poder.
El tema Cuba le saca espinas a la gente, discusiones acaloradas en la que uno ya no sabe ni qué dijo ni lo que le contestaron. En estos días tuve una histórica en la que un gran amigo mío terminó gritándome ¡Comunista! Lo que provocó, como es lógico, la risa de los presentes y a mí un poco de tristeza, por lo absurdo de la situación. No recuerdo el tema de la contienda, quizás estuviese relacionado con el embargo económico pero no estoy segura. Al final los dos estábamos de acuerdo en la mayoría de los puntos y por algún misterio no lo lográbamos comprender.
Así anda la gente por aquí – y me incluyo en la lista- emociones a flor de piel, dolor incontenible, cero racionalidad. En una discusión entre socios es divertido, pero cuando miras por la ventana te das cuenta de que el nivel de confusión llega al cielo.
La desinformación y el abuso de temas políticos polarizados en la prensa y la televisión se han trastocado en incomunicación en las relaciones personales: padres que no le hablan a sus hijos, “la política” como tema tabú en una mesa familiar, el descontento disfrazado de cotidianeidad.
Tenemos un gobierno tan paternal que para con controlar nuestros movimientos y nuestra libertad de expresión ha llegado incluso a calar dentro de nuestros sentimientos, a prevenir nuestros diálogos, a usar la confusión ciudadana como arma, con el único objetivo de sustentar su poder.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)