Pobrecitos los corresponsales extranjeros

Foto: Salida de Gorki del tribunal de Playa en agosto 2008, por OLPL

No voy a negar que me preocupa más responderle a un periodista de la BBC que criticar al gobierno, paradojas de la vida: Si un día voy presa por decir lo que pienso espero, sin embargo, que Fernando de la noticia. Quiero comentar el post “Pobrecitos los cubanos”, de Fernando Ravsberg en su blog. No voy a enumerar los MUCHÍSIMOS casos de miseria absurda que desde mi apartamento en el Vedado veo cada día, de los numerosos amigos que tengo viviendo en la pobreza, del comedor de los indigentes que tengo en la esquina de mi casa y mucho menos de mis necesidades (parece que estoy en el 50% que no recibe dinero de Estados Unidos y que no tengo “swing” para el trapicheo enriquecedor). Sin embargo, no puedo evitar preguntarme dónde está ese 50 por cierto que no coge guaguas, que no viaja en tren (¿que entonces no debería mejorar el transporte o se refiere al 50% de los cubanos que usted conoce?), que alquila suites en los hoteles (¿y los Llega y Pon, qué por ciento representan?), que se hizo millonario trabajando la tierra (¿Estoy loca o cuando yo voy al campo lo que veo no es miseria?). De manera profesional me gustaría estimularlo, Ravsberg, para que leyese el estudio “Una familia cubana concluye el 2006”, del también periodista Reinaldo Escobar; y un poco más informalmente extender otra invitación: viajar conmigo en las vacaciones para Santiago en tren, yo pago todos los gastos.

Aun así voto por el “Pobrecitos los cubanos” que no tienen derecho a disentir, que no tienen elecciones libres, que no tienen derechos políticos, que no tienen libertad de prensa, que no pueden comprar ni vender casas, que no pueden tener Internet, que no pueden hacer inversiones en el extranjero, que no pueden salir del país sin permiso, que necesitan a un “Yuma” que asuma sus proyectos económicos, que no tienen derecho a contratarse con ninguna empresa de manera individual, que no pueden moverse libremente por el territorio nacional, que necesitan un traslado temporal de vivienda para quedarse unos meses en casa de un amigo, que no pueden cambiar al gobierno de su país, que tienen un solo partido, que no pueden tener más de dos casas, que no pueden comprarse un carro, que no pueden botear el carro de otro, que no pueden alquilar y hacer arreglos dentro de las casas, que no pueden contratar personal para trabajos domésticos, que no pueden No ser pioneros, que no pueden, en fin, hacer con su dinero lo que les de la gana.

Pero aun más pobrecitos, querido Fernando, creo que son los corresponsales extranjeros acreditados en Cuba, que viven en la paradoja de dar la noticia o dejar de ser periodistas.